domingo, 14 de agosto de 2016

Ni Pan Para Hoy




“Ni Pan Para Hoy”


La pasividad con la que Mariano Rajoy afronta el encargo de presentar su candidatura a la presidencia del gobierno,  dejando en manos de los “demás” la tarea de alcanzar los apoyos parlamentarios suficientes para dar sustento a sus pretensiones, muestra bien a las claras su falta de idoneidad para ser parte activa de un proyecto político cuyos principal objetivo sea el de sacar de la crisis al conjunto de la sociedad española.

Si a esa actitud añadimos su falta de liderazgo, que ha sido y es una realidad incontestable, (todas las encuestas lo  ponen de manifiesto), consecuencia lógica de sus cuatro años de desgobierno, ineficaz en lo económico (deuda, empleo, salarios, pensiones, etc.), demoledor del estado de bienestar (sanidad, educación, dependencia, desigualdad, etc.), represor de las libertades (ley mordaza, tasas judiciales, aborto, memoria histórica, etc.) y manifiestamente incapaz de atajar y mucho menos de resolver los problemas de corrupción que afectan gravemente a su propio partido, Ver El Plural

En cualquier análisis objetivo no sería difícil concluir que el Sr. Rajoy, por su actitud y aptitud, NO resulta “adecuado” para presidir el  gobierno de España, como reconoce  hasta Albert  Rivera , en su artículo de hoy, ver EL País, ni tampoco siquiera mínimamente aceptable para el resto de las fuerzas políticas,  pero también es preciso tener en cuenta que goza del respaldo de su partido, que ha obtenido el apoyo de la minoría mayoritaria de los electores y de una mayoría de los poderes económicos y de sus terminales mediáticas, que en defensa de sus intereses particulares, día a día, “machacan” a la ciudadanía sobre la necesidad de que esa persona si sea el presidente.

Nos encontramos por tanto ante una situación controvertida, en la que existe un amplísimo consenso político y social de que Rajoy no es la persona adecuada para la presidencia y pese a ello se insiste tanto por el PP como por parte de Ciudadanos, ahora en concreto condicionando su voto afirmativo a la investidura de Rajoy, al cumplimiento de seis   propuestas que parecen formuladas para obtener una respuesta del tipo si o si cuál es su respuesta afirmativa, Ver Blog el derecho y el revés y  que se adoban con el argumento de que la investidura de Rajoy desbloquearía la situación.

Resulta cuanto menos curioso que quien invoca a todas horas la Constitución Española, haga abstracción de ella para formular su propuesta, basta recordar su artículo 99.2 "El candidato propuesto conforme a lo previsto en el apartado anterior expondrá ante el Congreso de los Diputados el programa político del Gobierno que pretenda formar y solicitará la confianza de la Cámara".

Es decir, el Sr. Rivera, tan constitucionalista él, pretende darnos gato por liebre, afirmando que se trata sólo de elegir un presidente de gobierno, que eche a andar la legislatura y luego ya se verá y se debatirán las políticas a aplicar. No nos dejemos engañar, no gobierna el Congreso de los Diputados. La confianza del Congreso se otorga a un candidato/a en función del programa político que expone en materia presupuestaria, fiscal, empleo, sanidad, educación, bienestar social, justicia, pensiones, etc.

Lo que el PP, Ciudadanos, algunas vacas sagradas y los voceros mediáticos difunden a todo volumen como una política de estado, es lisa y llanamente una estrategia política para que Rajoy siga sentado placidamente en La Moncloa y en la que resulta imprescindible el apoyo por acción o por omisión del PSOE.

Así que, finalizada sin éxito la etapa de la “abstención técnica”, Ciudadanos,  lejos de pararse a reflexionar y en deslealtad  con sus compromisos electorales, se “reconvierte” en amanuense de los PPoderosos y en su viaje hacia la irrelevancia política, (de seguir por ese camino, lo comprobaremos en las elecciones gallegas y vascas), pretende forzar a Pedro Sánchez y al PSOE a ser su compañero de viaje para encubrir así su incoherencia  y paliar su creciente descrédito entre un sector del electorado ante el que se había presentado como un instrumento regenerador de la política y que quería  salvar a España  y que ahora se conforma con salvar a Rajoy y al PP.

Aventada la paja y yendo al grano de la cuestión, nos encontramos con que el previsible acuerdo PP y Cs no es  ni pan para hoy, sino un mutuo lavado de cara, que el PSOE con la oportuna presentación en el Congreso de una petición de Comisión de Investigación (Ver PSOE) ha puesto en evidencia y dejado al descubierto, que las verdaderas finalidades del acuerdo no son otras que alargar los plazos para seguir “machacando” al PSOE, entretenernos en espera de posibles nuevas expectativas tras las elecciones gallegas y vascas y en todo caso conformar un escenario en el que la ciudadanía sólo pueda visualizar la presidencia de Rajoy o unas terceras elecciones.


En definitiva, una situación compleja a la que se puede asistir formando parte del pelotón de la resignación o de manera activa buscando y consensuando, (entre todas las fuerzas del cambio y progresistas) una solución adecuada que tenga en cuenta la realidad económica, social, política y cultural  de nuestro país y las razonables demandas del conjunto de la ciudadanía, todo ello sin apriorismos de ningún tipo, o lo que es lo mismo, sin invocar prioritariamente a una eufemística responsabilidad de estado por el bien de España, en detrimento de la posibilidad de acuerdos en base a una profunda regeneración democrática y de potenciar los mecanismos niveladores del estado social, democrático y de derecho para corregir la creciente desigualdad que las políticas antisociales del PP han generado en el seno de la sociedad española.

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