“Ni Pan Para Hoy”
La pasividad con la que Mariano Rajoy afronta el encargo de presentar
su candidatura a la presidencia del gobierno, dejando en manos de los “demás” la tarea de alcanzar
los apoyos parlamentarios suficientes para dar sustento a sus pretensiones,
muestra bien a las claras su falta de idoneidad para ser parte activa de un
proyecto político cuyos principal objetivo sea el de sacar de la crisis al
conjunto de la sociedad española.
Si a esa actitud añadimos su falta de liderazgo, que ha sido
y es una realidad incontestable, (todas las encuestas lo ponen de manifiesto), consecuencia lógica de
sus cuatro años de desgobierno, ineficaz en lo económico (deuda, empleo,
salarios, pensiones, etc.), demoledor del estado de bienestar (sanidad, educación,
dependencia, desigualdad, etc.), represor de las libertades (ley mordaza, tasas judiciales, aborto, memoria histórica, etc.) y manifiestamente incapaz de atajar y mucho
menos de resolver los problemas de corrupción que afectan gravemente a su propio partido, Ver El Plural
En cualquier análisis objetivo no sería difícil concluir que
el Sr. Rajoy, por su actitud y aptitud, NO resulta “adecuado” para presidir
el gobierno de España, como reconoce hasta Albert Rivera , en su artículo de hoy, ver EL País, ni tampoco siquiera mínimamente aceptable para el resto de las fuerzas políticas, pero también es preciso tener en cuenta que goza del respaldo de
su partido, que ha obtenido el apoyo de la minoría mayoritaria de los electores
y de una mayoría de los poderes económicos y de sus terminales mediáticas, que en defensa de sus intereses particulares,
día a día, “machacan” a la ciudadanía sobre la necesidad de que esa persona si sea
el presidente.
Nos encontramos por tanto ante una situación controvertida, en la que existe un amplísimo consenso político y social de que Rajoy
no es la persona adecuada para la presidencia y pese a ello se insiste tanto por el PP como por
parte de Ciudadanos, ahora en concreto condicionando su voto afirmativo a la investidura de Rajoy, al cumplimiento de seis propuestas que parecen formuladas para
obtener una respuesta del tipo si o si cuál es su respuesta afirmativa, Ver Blog el derecho y el revés y que se adoban con el argumento
de que la investidura de Rajoy desbloquearía la situación.
Resulta cuanto menos curioso que quien invoca a todas horas
la Constitución Española, haga abstracción de ella para formular su propuesta,
basta recordar su artículo 99.2 "El
candidato propuesto conforme a lo previsto en el apartado anterior expondrá
ante el Congreso de los Diputados el programa
político del Gobierno que pretenda formar y solicitará la confianza de
la Cámara".
Es decir, el Sr. Rivera,
tan constitucionalista él, pretende darnos gato por liebre, afirmando que se
trata sólo de elegir un presidente de gobierno, que eche a andar la legislatura y
luego ya se verá y se debatirán las políticas a aplicar. No nos dejemos
engañar, no gobierna el Congreso de los Diputados. La confianza del Congreso se
otorga a un candidato/a en función del programa político que expone en materia presupuestaria,
fiscal, empleo, sanidad, educación, bienestar social, justicia, pensiones, etc.
Lo que el PP, Ciudadanos,
algunas vacas sagradas y los voceros mediáticos difunden a todo volumen como una política de
estado, es lisa y llanamente una estrategia política para que Rajoy siga sentado placidamente en La Moncloa y en la que resulta imprescindible el apoyo por acción o por
omisión del PSOE.
Así que, finalizada sin éxito la
etapa de la “abstención técnica”, Ciudadanos, lejos de pararse a reflexionar y en deslealtad con sus compromisos electorales, se “reconvierte”
en amanuense de los PPoderosos y en su viaje hacia la irrelevancia política, (de
seguir por ese camino, lo comprobaremos en las elecciones gallegas y vascas), pretende
forzar a Pedro Sánchez y al PSOE a ser su compañero de viaje para encubrir así su
incoherencia y paliar su creciente descrédito
entre un sector del electorado ante el que se había presentado como un instrumento
regenerador de la política y que quería salvar
a España y que ahora se conforma con
salvar a Rajoy y al PP.
Aventada la paja y yendo
al grano de la cuestión, nos encontramos con que el previsible acuerdo PP y Cs no
es ni
pan para hoy, sino un mutuo lavado de cara, que el PSOE
con la oportuna presentación en el Congreso de una petición de Comisión de Investigación (Ver PSOE) ha puesto en evidencia y dejado al descubierto, que las verdaderas finalidades del acuerdo no son otras que alargar los plazos para seguir “machacando” al PSOE, entretenernos
en espera de posibles nuevas expectativas tras las elecciones gallegas y vascas
y en todo caso conformar un escenario en el que la ciudadanía sólo pueda
visualizar la presidencia de Rajoy o unas terceras elecciones.
En definitiva, una situación compleja a la que se puede
asistir formando parte del pelotón de la resignación o de manera activa buscando
y consensuando, (entre todas las fuerzas del cambio y progresistas) una
solución adecuada que tenga en cuenta la realidad económica, social,
política y cultural de nuestro país y
las razonables demandas del conjunto de la ciudadanía, todo ello sin
apriorismos de ningún tipo, o lo que es lo mismo, sin invocar prioritariamente a
una eufemística responsabilidad de estado por el bien de España, en
detrimento de la posibilidad de acuerdos en base a una profunda regeneración
democrática y de potenciar los mecanismos niveladores del estado social,
democrático y de derecho para corregir la creciente desigualdad que las
políticas antisociales del PP han generado en el seno de la sociedad española.
No hay comentarios:
Publicar un comentario