lunes, 5 de septiembre de 2016

NO A RAJOY. SI AL GOBIERNO DEL CAMBIO




NO  A RAJOY.  SI AL GOBIERNO DEL CAMBIO.

Rajoy, el señor de los sobresueldos, por segunda vez, volvió a comprobar que su vana pretensión de ser investido presidente de gobierno de España recibía el rechazo de la mayoría absoluta del Congreso de los Diputados que, en una democracia representativa como la nuestra, es tanto como decir de la mayoría del pueblo español.

El rechazo mayoritario a Rajoy en el Parlamento, en las redes sociales y en la calle, (no hay una sola encuesta en la que  no figure en la cola de las valoraciones políticas), significa también plantar cara a  los poderosos y las élites extractivas causantes de la crisis y de la creciente desigualdad  económica y social en nuestro país y que en función de sus intereses han presionado y presionan hasta lo indecible en favor de la continuidad de Rajoy, ampliamente secundados por cargos institucionales del PP y por “otros” de cuyo nombre no quiero acordarme.

Para ello, unos y “otros”, de manera más o menos explícita, han recurrido a toda clase de artimañas, desde llamadas a la responsabilidad a campañas del miedo, basadas en informaciones cínicas y torticeras, instrumentadas por poderosas empresas de comunicación a través de sus terminales mediáticas que, en algunos casos, no han dudado en degradar su credibilidad hasta la náusea, tratando  con ellas tanto de favorecer al señor de los sobresueldos como de torcer el brazo a Pedro Sánchez y al PSOE.

En ese mismo sentido, ahora, hay quienes tratan de presentar el NO como el causante del bloqueo del  funcionamiento institucional, cuando es una inequívoca señal de stop a una forma despótica y corrupta de gobernar y de imponer políticas antisociales y que a la vez favorece la posibilidad que las fuerzas políticas por el cambio, con el apoyo de la mayoría social, puedan optar por el camino de avanzar hacía una España social, justa, plural, federal y solidaria.

Un breve repaso a las posiciones expresadas por los portavoces en el debate parlamentario, muestra con claridad un manifiesto  rechazo a Rajoy y las políticas del PP y la necesidad de un profundo cambio en la regeneración democrática, el empleo y la economía, la agenda social, la política territorial y la Unión Europea, como ejes fundamentales sobre los que articular la sociedad española del siglo XXI.

Muy alejado de ese planteamiento, Rajoy se presentó al debate de investidura con el mensaje corporal de quien tiene una concepción absolutista del poder político, (me recuerda: “Estos son mis poderes. Dadme la mayoría absoluta y os daré una España grande” – Gil Robles), y que se ve obligado, por su papel de candidato, a cumplimentar el trámite de solicitar el voto de sus adversarios políticos, haciendo abstracción de que ello supone  la convalidación de sus políticas, incluso las más antisociales.

Su falta de empatía y carencia de espíritu proactivo hizo que desgranara un discurso aburrido y prepotente, más centrado en la crítica a Pedro Sánchez que en abrir opciones que pudieran dar lugar a atisbar la posibilidad de cambios en sus políticas, no tanto por la presunta bondad de las mismas como por que su estilo autoritario asigna un papel subalterno a los demás representantes políticos.

El trato a su socio Albert Rivera fue prueba de ello,  reduciendo su papel al de quien tiene que prestar necesariamente su aquiescencia a “un gobierno estable, duradero  y fuerte”, en función de no se sabe bien qué tipo de obligaciones pueda haber contraído. En definitiva, tras su intervención quedaron muy claras dos cuestiones, una: es imprescindible acabar con el desgobierno del PP y dos: Rajoy no está dispuesto a permitir ningún cambio que ponga en cuestión sus políticas.

Pedro Sánchez, desde el primer momento, centrando su discurso en lo sustancial de las políticas del PP y de sus graves problemas de corrupción  y sobre todo personalizándolo en Rajoy, mostró, a las claras y de forma contundente, las razones evidentes que hacen inviable que el PSOE pueda dar por acción o por omisión su apoyo a un gobierno del PP, porque de eso se trataba, no solo de favorecer la investidura de Rajoy sino de respaldar la acción de gobierno de quién no pone en cuestión,  ni menos rectifica en nada esencial, lo que han sido cuatro años de desgobierno del PP y de sus políticas económicas y antisociales.

Pablo Iglesias, crecido en su papel de antagonista de Rajoy, dibujó con plasticidad y algunos tintes pseudorrevolucionarios las profundas diferencias políticas, tanto en el fondo como en la forma, que separan a sus respectivos grupos parlamentarios, lo que no fue óbice para que en el curso del debate y sobre todo al final, ambos de buen grado y conveniencia, se otorgaran por anticipado representar los papeles de quienes presiden el gobierno y la oposición. Entre medias, se lanzaba un reto a Pedro Sánchez para que encabezase una alternativa de las fuerzas del cambio a la presidencia del gobierno,  subrayo lo de reto, por lo extemporáneo del momento, la reiteración y el tono, que parecían más propios de un desafío que de una propuesta constructiva destinada a coprotagonizar el profundo cambio que necesita la política y la sociedad española.

Albert Rivera, que con su pacto con el PP ya nos había adelantado una generosa entrega, dicho sea en el sentido más amplio de la expresión, volvió a mostrar su facilidad y la de su grupo parlamentario para plegarse a lo que sea necesario y conveniente, eso sí, siempre en consideración a un orden superior, sea el bien de España, la responsabilidad del Estado, etc. Así no dudó lo más mínimo en respaldar a Rajoy y recabar de los demás, especialmente a Pedro Sánchez, un gesto en similar sentido y a continuación espetar directamente a Rajoy, más o menos literalmente un demoledor “no es nada personal, pero no me fio de usted”. Si había alguna duda, esta quedaba despejada, pese a todo….. se debía votar a Rajoy,  

Superado el debate del chantaje, queda claro que el NO a Rajoy, es mucho más que una negativa rotunda a una forma de hacer política, es la oportunidad para abrir un escenario de diálogo entre las diversas fuerzas políticas y también en el seno de las mismas, sobran personalismos y apriorismos maximalistas y líneas rojas sobre cuestiones que su aplicación legal y práctica necesitan de un elevado grado de consenso social y político imposible de alcanzar en estos momentos y, también no nos engañemos a nosotros mismos, tampoco valen cambios cosméticos si en el fondo todo sigue igual.


Pedro Sánchez se ha ganado a pulso ser el dirigente político que puede y debe de tomar la iniciativa de dialogar y pactar con los demás, un potencial político que tiene que poner en valor, impulsado y respaldado por la confianza del conjunto del Partido, gestionando junto al resto de fuerzas políticas del cambio un proceso que tenga como objetivo elaborar una propuesta alternativa al PP en base a un programa y un gobierno de cambio y progresista.

martes, 30 de agosto de 2016

Miscelánea Sobre Rio 2016 (2/2)



MISCELÁNEA SOBRE RÍO 2016 (2/2).

La participación española en los Juegos.

Los Juegos de la XXXI Olimpiada se celebraron en Rio de Janeiro, entre el 5 y el 21 de agosto, bajo el lema de “Un mundo nuevo” con la participación de 11551 atletas pertenecientes a 206 Comités Olímpicos Nacionales que compitieron en veintiocho deportes, desagregados en 41 disciplinas olímpicas

Entre los equipos participantes es de reseñar el de los atletas Olímpicos Independientes, con sus siete deportistas de Kuwait, al estar sancionado su Comité Olímpico y el equipo Olímpico de Atletas Refugiados formado por diez deportistas elegidos entre un total de 43 refugiados y la ausencia de 118 deportistas rusos afectados por un  grave escándalo de dopaje.

La representación española formada por 306 atletas, 163 hombres y 143 mujeres, es la 11ª con mayor número de deportistas y participó en veinticinco deportes, ya que no se clasificó en fútbol, esgrima y pentatlón moderno. 

España obtuvo diecisiete medallas (siete de oro, cuatro de plata y seis de bronce) y treinta ocho diplomas (seis de 4º, catorce de 5º, cuatro de 6º, seis de 7º y ocho de 8º), ocupando el puesto decimocuarto  del Medallero Olímpico, encabezado por Estados Unidos con 121 medallas (46 de oro, 37 de plata y 38 de bronce).

Los deportistas españoles que más destacaron a nivel individual son los siguientes:
Mireia Belmonte. Medalla de oro (200 m mariposa), bronce (400 m estilos) y diploma 4º (800 m libres).
Saúl Craviotto. Medalla de oro (K-2 200 m), bronce (k-1 200 m). Cristian Toro. Medalla de oro (K-2 200 m).
Maialen Chourraut. Medalla de oro (Piragüismo eslalon k-1)
Rafael Nadal y Marc López. Medalla de oro (Tenis. Dobles)
Marcus Walz. Medalla de oro (k-1 1000 m)
Carolina Marín. Medalla de oro. Bádminton.
Ruth Beitia. Medalla de oro. (Salto de altura)
Orlando Ortega. Medalla de plata (110 m vallas)
Eva Calvo. Medalla de plata (Taekwondo – 57 Kg)
Lidia Valentín. Medalla de bronce (Halterofilia 75 kg)
Joel González. Medalla de bronce (Taekwondo – 68 Kg)
Carlos Coloma. Medalla de bronce. (Ciclismo – campo a través).

A nivel de equipos, destacar los de:
Baloncesto femenino Medalla de plata
Gimnasia Rítmica Femenino. Medalla de plata.
Baloncesto masculino. Medalla de bronce.
Estos son los resultados más destacados sobre los que Iñigo Menéndez de Vigo, ministro de Educación Cultura y Deporte, no le faltó tiempo para sacar pecho y adjudicar los méritos a su gobierno con afirmaciones como que “el 48% de la delegación española en Río son mujeres gracias al gobierno”, obviando groseramente el esfuerzo, la capacidad, el buen hacer y mérito de los deportistas, especialmente de las mujeres.
Ante tanta euforia institucional conviene señalar, sin ánimo de minusvalorar ni un ápice los resultados, que  se han conseguido el mismo número de medallas que en Atlanta 96 y Londres 12, una menos que en Pekín 08, tres menos que en Atenas 04 y cinco menos que en Barcelona 92.
Una  conclusión objetiva es que se ha aumentado el número de medallas de oro pero en conjunto estamos a un nivel similar al que venimos manteniendo durante los últimos veinte años, máxime si tenemos en cuenta que en estos Juegos de Río el número de participantes en representación de España supera con creces al de países como Rusia, Corea del Sur,  Países Bajos y Hungría que por contra nos superan  en el medallero olímpico. 
Si se supera la “pantalla” del relumbrón institucional y la interesada exaltación mediática de los fervores patrióticos, (“¡ por tu familia, por España, por Dios! gritaba el comentarista mientras Mireia nadaba el último tramo en pos de la medalla de oro), no es difícil reconocer que los resultados obtenidos en forma de medallas y diplomas, con ser muy importantes, no son los únicos para evaluar la participación española en la XXXI Olimpiada.

Principalmente, porque para no pocos de nuestros representantes el haber llegado con un nivel competitivo a los Juegos de Río ya ha sido una verdadera proeza, partiendo de la escasez de medios y apoyos recibidos a lo largo de estos cuatro años, en los que los recortes brutales del gobierno del PP, también en el deporte olímpico, han dejado en la cuneta a un buen número de deportistas y mermado las condiciones  de algunos de los participantes.   

Si como muestra nos centramos en los resultados más exitosos, es fácil percibir que el olimpismo español depende de deportes como el baloncesto, el tenis, el piragüismo, taekwondo y de un ramillete de figuras que por su extraordinaria capacidad individual, dedicación y esfuerzo, surgen como generación natural en un país de gran población.

En la mayoría de los deportes y disciplinas deportivas, especialmente las femeninas, dependen fundamentalmente de esas individualidades y faltan recursos y planes a corto, medio y largo plazo que divulguen y fomente la actividad deportiva entre la juventud, haciéndola compatible con los estudios universitarios y de formación profesional, favoreciendo que estos centros educativos junto a los clubs deportivos sean las canteras adecuadas para la formación de atletas y selecciones olímpicas que dieran  continuidad a las actuales.

Ejemplos a seguir hay muchos, el que se desarrolla en  Gran Bretaña es uno de ellos, que al contrario que España con Barcelona 1992 que ha ido abandonando el programa ADO, continuó con su programa olímpico de Londres 2012, invirtiendo unos 100 millones de euros al año y cuyos resultados en Río 2016 se han traducido en un brillante palmarés de 67 medallas.

En todo caso, no debiéramos dejarnos deslumbrar por los medalleros que son en buena medida consecuencia lógica de un trabajo bien hecho y si, en demandar de los poderes públicos una acción política basada en la colaboración pública y privada,  favorecedora de la implantación y desarrollo integral de políticas deportivas centradas en inversiones en el deporte de base, entendiendo el deporte como un poderoso y eficaz instrumento en la mejora de la salud, la educación, la socialización y el trabajo en equipo.

Pasar de la teoría a la práctica exige un cambio profundo en las estructuras y el funcionamiento de las federaciones, "un mundo nuevo" como preconiza el el lema de los juegos, poniendo a los deportistas en el centro de sus políticas y destinando prioritariamente los recursos a las actividades deportivas y no a gastos de estructura y de gestión, (por primera vez el rugby siete es deporte olímpico y España ha participado con sus dos selecciones, femenina- obtuvo un diploma - y masculina, pues bien uno de los grandes problemas para fomentar este deporte es el elevado coste de las licencias motivado por el coste de los seguros médicos).

Que decir de los equipamientos e instalaciones deportivas, muchas de ellas inadecuadas, en las que se han gastado enormes cantidades de recursos, sin contar para su diseño con lo más fundamental, como es la participación de los mejores conocedores de las disciplinas  deportivas: atletas, entrenadores, árbitros, técnicos, médicos, etc. dando lugar , a que en demasiadas ocasiones fuesen concebidas desde los ámbitos institucionales como obras  emblemáticas a mayor gloria de sus patrocinadores y de muy escasa funcionalidad y utilidad deportiva.

Seguramente cuando leas este post, si has tenido la paciencia de llegar hasta aquí, los medios de comunicación, incluidos los periódicos y programas de deportes de radio y televisión ya no se ocupen mucho de las medallas y los diplomas de Río 2016, si acaso alguna pequeña reseña de carácter personal sobre los justos y afectuosos homenajes que se dan en el pueblo de este atleta o en la ciudad de aquel otro, una pequeña noticia sobre los Juegos Paralímpicos que se celebrarán del 7 al 18 de Septiembre y poco más ... ya que seguirán machacándonos con el fútbol, fútbol y más fútbol, lo digo pese a que soy muy aficionado a ese deporte, que fue uno de los tres en los que España no se clasificó para los Juegos de Rio 2016. Hay que cambiar muchas cosas en el deporte y todas para bien, para que  dejen de tener sentido palabras como las que pronunciara hace ya tiempo Mireia Belmonte “Importa más el pelo de Sergio Ramos que mi récord”. 


Por eso, modestamente, con estas líneas quiero homenajear a esas mujeres y  hombres que han ganado medallas y diplomas, agradecer lo mucho que me han hecho disfrutar con sus actuaciones y sobre todo a los 306 deportistas españoles que han cumplido el sueño de participar en la XXXI Olimpiada, para que perseveren en su gran tarea, ya que son el mejor ejemplo para tod@s aquell@s que, día a día, en cada terreno de juego, pista, polideportivo, piscina, clubs, centros de tecnificación deportiva  como el de Trasona en Asturias, colegios y universidades se esfuerzan y trabajan para alcanzar su sueño en Tokyo 2020.

viernes, 26 de agosto de 2016

Miscelánea Sobre Río 2016 (1/2)

MISCELÁNEA  SOBRE RÍO 2016 (1/2)


Las jornadas casi maratonianas de “sillón ball” ante la pantalla de TV (1, 2 y Teledeporte) y del PC (Internet) siguiendo la retransmisión de las olimpiadas de Río 2016, en las que la representación española ha obtenido 17 medallas (7 de oro, 4 de plata y 6 de bronce) y 38 diplomas olímpicos, dan para casi todo. Para admirar actuaciones que tal parecen realizadas por “divinidades” u otras en las que el extraordinario esfuerzo realizado por los deportistas, tanto femeninos como masculinos, muestra hasta qué punto la condición humana es capaz de superarse a sí misma.

Ver las Olimpiadas por RTVE nos ha supuesto a los contribuyentes españoles 50 millones por los derechos de emisión y 4,5 millones por el despliegue de medios y de personal en Río y Madrid, un gasto exagerado y prescindible para unos y normal y necesario para otros. Los índices de audiencia facilitados por RTVE muestra que la emisión de los Juegos de Río 2016, (621 horas en total), fue vista en algún momento por 31.959.000 personas, una cifra muy importante teniendo en cuenta que las pruebas más relevantes se programaron en función de las prime-time de las televisiones norteamericanas con las que en España existe un desfase de cinco horas.

La variedad de las competiciones y su coincidencia horaria, dio paso a la polémica sobre los criterios para elegir las transmisiones en directo, como en el caso de Joel en taekwondo, quejas por errores documentales e incluso un comunicado del Consejo de Informativos de RTVE – representación de los trabajadores - denunciando la “falta de planificación, ineptitud e irresponsabilidad” de los servicios informativos de TVE.

A todo ello hay que añadir los errores de los comentaristas, en ocasiones convertidos en “hooligans”, e incluso empeñados en contarnos algo que tenía poco que ver con lo que mostraba la pantalla y que aconseja prescindir del sonido. Mención negativa para el lenguaje y trato sexista, al que me referiré más adelante, por su uso generalizado por comentaristas y periodistas (me refiero en general y no solo  a l@s españoles).

En definitiva, un éxito de audiencia que muestra el interés de la ciudadanía por los Juegos y carencias y deficiencias en los contenidos que ponen de manifiesto la necesidad de una profunda mejora en la gestión y el funcionamiento  de la radio televisión pública.

Quienes nos acercamos a los Juegos a través de la televisión hemos podido percibir la escasa asistencia de público en numerosas pruebas, y lo que es bastante peor un comportamiento del público en demasiadas ocasiones ineducado e incluso manifiestamente antideportivo, como con el pertiguista Renaud Lavillente que sufrió los abucheos del público durante las pruebas en las que tuvo como rival al brasileño Thiago Braz da Silva (medalla de oro) y también en el podio, actitud que hizo llorar a Renaud (medalla de plata) y actual récord del mundo y que nada tiene que ver con el espíritu olímpico y que debiera ser uno de los factores más importantes en la selección y organización de futuras ediciones.

Todo ello no ha sido óbice para que los Juegos de Río hayan deparado un gran espectáculo deportivo, altamente competitivo y pleno de emociones en la noble disputa de los deportistas por conseguir en buena lid las mejores distinciones, medallas y diplomas, y también otras más modestas como récords nacionales y personales.

Sin pretender reproducir el medallero olímpico, ni siquiera a las figuras más destacadas del mismo, como agradecimiento me apetece mencionar los deportes  y l@s deportistas que más me han hecho disfrutar. No me refiero a l@s españoles ya que tengo el propósito de hacerlo en otro post.

NATACIÓN:
Michael Phelps, Cinco medallas de oro. (200 mariposa, 200 estilos, 4x200 y 4x100 libres y los 4x100 estilos) y una de plata (100 mariposa). El deportista más destacado de la historia de los Juegos, con 28 medallas, (23 de oro).
Katie Ledecky,  Cuatro medallas de oro: (200, 400, 800, 4x200 libres) y una de plata (4x100 libre).
Katinka Hosszu. Tres medallas de oro (100 espalda, 200 estilos y 400 estilos – récord del mundo)
Maya Dirado. Dos medallas de oro (200 espalda y relevo 4x200 libre), una medalla de plata (400m combinado) y otra de bronce (200 m combinado).

ATLETISMO:
Usain Bolt. Tres medallas de oro  y suma nueve, siendo el único atleta en la historia que logra ganar los 100, 200 y el 4x100 en tres Juegos consecutivos.
Mo Farah . Dos medallas de oro (5.000  y 10.000 metros), repitiendo las conseguidas en Londres  igualando al mítico Lasse Viren que lo había conseguido en Munich 72 y Montreal 76
Elaine Thompsom, Dos medallas de oro (100 y 200) y medalla de plata en 4x100 femenino.
Allyson Felix Medalla de oro (4x100 femenino) y de plata (400), es la atleta femenina con más medallas olímpicas, ocho, cinco de ellas de oro.
Vivian Cheruiyot. Medalla de oro (5000 m) y plata (10.000 m)
David Lekuta Rudisha Medalla de oro (800 metros), como en Londres 2012, donde batió el récord mundial, bajando de los 100 segundos.
Caster Semenya Medalla de oro (800 metros con 1:55.28), ya fue medalla de plata en Londres 
Wayde van Niekerk, Medalla de oro (400 m y record del mundo con 43"03). 
Caterine Ibargüen Medalla de oro (triple salto con 15,17 metros).
Eliud Kipchoge y Jemina Sumgong, keniatas, ambos medalla de oro de maratón en las categorías masculina y  femenina.

GIMNASIA:
Simone Biles, Cuatro medallas de oro (salto, suelo, general individual y por equipos) y una de bronce (viga de equilibrio) en sus primeros Juegos,  superando el debut de Nadia Comaneci en Montreal 76 e igualando a otra leyenda de la gimnasia, la soviética Larissa Latynina, que obtuvo las mismas cuatro victorias en Melbourne 56.
Max Whitlok. Dos medallas de oro (caballo y suelo) y una de bronce (general individual).
Kohei Hochimura Dos medallas de oro (general individual y por equipos masculino,)
Sanne Wevers medalla de oro en viga de equilibrio femenino.

TENIS:
Mónica Puig  Medalla de oro y la primera deportista que logra una medalla de oro para Puerto Rico.
Andy Murray medalla de oro (individual)
Jack Sock y  Bethanie Mattek- Sands  medalla de oro (dobles mixto)
Yelena Vesniná y Yekaterina Makárova medalla de oro (dobles femenino).

Entre los deportes de equipo resaltar sobre todo el baloncesto y los equipos femenino y masculino de USA, ganadores de las dos medallas de oro, que tuvieron en los equipos españoles, femenino (medalla de plata) y masculino (medalla de bronce),  unos muy cualificados rivales.

En mi opinión, lo más lamentable de los Juegos de Río 2016, aunque venga ya de antiguo, es el trato preferente que en muchas ocasiones se les ha dado a las pruebas masculinas sobre las femeninas, en las que estas no solamente son minusvaloradas como si se tratara de una competición menor, salvo en gimnasia, sino que incluso las facetas que más se resaltan de sus campeonas, en demasiadas ocasiones, tienen poco que ver con sus destrezas o méritos deportivos.

No se debiera pasar por alto que en las competiciones  femeninas sigan abundando las alusiones sexuales e imágenes desde todos los ángulos imaginables, frases con doble sentido “da gusto verla haga lo que haga” en referencia a una jugadora de vóley-playa, que no se trata de “una distracción”, como dicen algunos para justificar lo injustificable, por que las competiciones carecieran de interés o nivel deportivo, valgan como ejemplo dos hechos que tienen como protagonistas a dos ganadoras de la medalla de oro, una, la nadadora Katie Ledecky , a la que los comentaristas ponderaban con valoraciones del tenor, más o menos literal, “su brazada, su mentalidad, su fuerza…. son como las de un hombre”, como si su mayor mérito fuera poder compararse a un hombre y cuando ya creía agotada mi capacidad de asombro, leo en el diario AS un artículo sobre Carolina Marín, medalla de oro en bádminton, encabezado por un tuit que hace referencia a su entrenador: “Rivas, el hombre que convirtió en oro las rabietas de Carolina”.

En unos Juegos Olímpicos del siglo XXI otorgar un rango de superioridad a las competiciones masculinas sobre las femeninas es una actitud injusta y retrógrada, en la medida que refuerza el papel de dominación de un género sobre otro y potencia factores negativos como la invisibilización (menor preferencia, espacio y tiempo en las noticias), la minusvaloración, (ponderando cualidades y marcas en referencia a las que poseen u obtienen su homólogos masculinos  y la cosificación (con titulares que hacen especial hincapié  en cualidades y aspectos que no tienen que ver con las capacidades, destrezas y el esfuerzo para alcanzar los éxitos deportivos).

La forma más sencilla de percibir que no se trata de reflexiones exageradas y que esta conducta no debiera tener lugar, es aplicar las mismas valoraciones en sentido inverso, (por ejemplo: “Phelps nada como una sirena” o “nuestros chicos Rafa y Marc alcanzan el oro de la mano de Conchita Martínez”), para darnos cuenta que también en el deporte olímpico la igualdad de trato entre hombres y mujeres respecto a cualidades como la admiración, el prestigio y el valor sigue siendo una asignatura pendiente.

(Continúa)

domingo, 14 de agosto de 2016

Ni Pan Para Hoy




“Ni Pan Para Hoy”


La pasividad con la que Mariano Rajoy afronta el encargo de presentar su candidatura a la presidencia del gobierno,  dejando en manos de los “demás” la tarea de alcanzar los apoyos parlamentarios suficientes para dar sustento a sus pretensiones, muestra bien a las claras su falta de idoneidad para ser parte activa de un proyecto político cuyos principal objetivo sea el de sacar de la crisis al conjunto de la sociedad española.

Si a esa actitud añadimos su falta de liderazgo, que ha sido y es una realidad incontestable, (todas las encuestas lo  ponen de manifiesto), consecuencia lógica de sus cuatro años de desgobierno, ineficaz en lo económico (deuda, empleo, salarios, pensiones, etc.), demoledor del estado de bienestar (sanidad, educación, dependencia, desigualdad, etc.), represor de las libertades (ley mordaza, tasas judiciales, aborto, memoria histórica, etc.) y manifiestamente incapaz de atajar y mucho menos de resolver los problemas de corrupción que afectan gravemente a su propio partido, Ver El Plural

En cualquier análisis objetivo no sería difícil concluir que el Sr. Rajoy, por su actitud y aptitud, NO resulta “adecuado” para presidir el  gobierno de España, como reconoce  hasta Albert  Rivera , en su artículo de hoy, ver EL País, ni tampoco siquiera mínimamente aceptable para el resto de las fuerzas políticas,  pero también es preciso tener en cuenta que goza del respaldo de su partido, que ha obtenido el apoyo de la minoría mayoritaria de los electores y de una mayoría de los poderes económicos y de sus terminales mediáticas, que en defensa de sus intereses particulares, día a día, “machacan” a la ciudadanía sobre la necesidad de que esa persona si sea el presidente.

Nos encontramos por tanto ante una situación controvertida, en la que existe un amplísimo consenso político y social de que Rajoy no es la persona adecuada para la presidencia y pese a ello se insiste tanto por el PP como por parte de Ciudadanos, ahora en concreto condicionando su voto afirmativo a la investidura de Rajoy, al cumplimiento de seis   propuestas que parecen formuladas para obtener una respuesta del tipo si o si cuál es su respuesta afirmativa, Ver Blog el derecho y el revés y  que se adoban con el argumento de que la investidura de Rajoy desbloquearía la situación.

Resulta cuanto menos curioso que quien invoca a todas horas la Constitución Española, haga abstracción de ella para formular su propuesta, basta recordar su artículo 99.2 "El candidato propuesto conforme a lo previsto en el apartado anterior expondrá ante el Congreso de los Diputados el programa político del Gobierno que pretenda formar y solicitará la confianza de la Cámara".

Es decir, el Sr. Rivera, tan constitucionalista él, pretende darnos gato por liebre, afirmando que se trata sólo de elegir un presidente de gobierno, que eche a andar la legislatura y luego ya se verá y se debatirán las políticas a aplicar. No nos dejemos engañar, no gobierna el Congreso de los Diputados. La confianza del Congreso se otorga a un candidato/a en función del programa político que expone en materia presupuestaria, fiscal, empleo, sanidad, educación, bienestar social, justicia, pensiones, etc.

Lo que el PP, Ciudadanos, algunas vacas sagradas y los voceros mediáticos difunden a todo volumen como una política de estado, es lisa y llanamente una estrategia política para que Rajoy siga sentado placidamente en La Moncloa y en la que resulta imprescindible el apoyo por acción o por omisión del PSOE.

Así que, finalizada sin éxito la etapa de la “abstención técnica”, Ciudadanos,  lejos de pararse a reflexionar y en deslealtad  con sus compromisos electorales, se “reconvierte” en amanuense de los PPoderosos y en su viaje hacia la irrelevancia política, (de seguir por ese camino, lo comprobaremos en las elecciones gallegas y vascas), pretende forzar a Pedro Sánchez y al PSOE a ser su compañero de viaje para encubrir así su incoherencia  y paliar su creciente descrédito entre un sector del electorado ante el que se había presentado como un instrumento regenerador de la política y que quería  salvar a España  y que ahora se conforma con salvar a Rajoy y al PP.

Aventada la paja y yendo al grano de la cuestión, nos encontramos con que el previsible acuerdo PP y Cs no es  ni pan para hoy, sino un mutuo lavado de cara, que el PSOE con la oportuna presentación en el Congreso de una petición de Comisión de Investigación (Ver PSOE) ha puesto en evidencia y dejado al descubierto, que las verdaderas finalidades del acuerdo no son otras que alargar los plazos para seguir “machacando” al PSOE, entretenernos en espera de posibles nuevas expectativas tras las elecciones gallegas y vascas y en todo caso conformar un escenario en el que la ciudadanía sólo pueda visualizar la presidencia de Rajoy o unas terceras elecciones.


En definitiva, una situación compleja a la que se puede asistir formando parte del pelotón de la resignación o de manera activa buscando y consensuando, (entre todas las fuerzas del cambio y progresistas) una solución adecuada que tenga en cuenta la realidad económica, social, política y cultural  de nuestro país y las razonables demandas del conjunto de la ciudadanía, todo ello sin apriorismos de ningún tipo, o lo que es lo mismo, sin invocar prioritariamente a una eufemística responsabilidad de estado por el bien de España, en detrimento de la posibilidad de acuerdos en base a una profunda regeneración democrática y de potenciar los mecanismos niveladores del estado social, democrático y de derecho para corregir la creciente desigualdad que las políticas antisociales del PP han generado en el seno de la sociedad española.

lunes, 8 de agosto de 2016

Tras el Trampantojo Democrático



Tras el Trampantojo Democrático.

Llevo varios meses deambulando por la red, sea calle adoquinada o pantalla de ordenador, y cada dos por tres acabo situado ante un enorme trampantojo que decora una inmensa medianera, que lo mismo cierra la calle que ocupa la pantalla y por la que no hace muchos años transitaba libremente hacia el campo abierto, ese lugar en donde es posible otear, hasta donde es perceptible, la línea del horizonte.

Ahora, ya no me es posible hacerlo desde ese lugar, aunque es justo reconocer que en compensación se me ofrece  un primoroso mural de vivos colores, dicen que por la noche destacan aún más por los destellos de las luces de neón, que acentúan el realismo con que se describen todos los acontecimientos de la vida democrática española, fruto del incesante trabajo de  publicistas, académicos y políticos al servicio de los PPoderosos,

Por esa curiosidad que me acompaña desde la infancia, me encontré de pronto encaramado sobre la medianera y desde ese punto de vista pude contemplar una nueva perspectiva que mostraba como el fondo de aquel mural se proyectaba mucho más allá del muro-pantalla y las figuras antes estáticas surgían hacia mí de forma dinámica, prestando su voz a un relato que distaba mucho de la realidad publicada representada en el mural y que no me resisto a narrar a continuación, para aquell@s que tengan la paciencia de seguir la lectura hasta el final..

En España estamos asistiendo a un proceso de cambio político, que si bien en su sistema de democracia representativa se ha materializado con la celebración de dos elecciones generales en el plazo de seis meses y cuyos resultados electorales han generado una nueva representación parlamentaria más plural, fragmentada y compleja, estas no han ido acompañadas de una necesaria pedagogía política que, desde los diversos puntos de vista,  incorporase prioritariamente al debate político las necesidades sociales, la lucha contra la corrupción, las opciones de vida de los jóvenes y los mayores, la igualdad y la cultura, la pluralidad ideológica y territorial, el papel  de España en la UE y en el resto del mundo, etc.

Un proceso de cambio, que lejos de adaptarse, para dar respuesta a las nuevas realidades sociales, económicas y culturales del siglo XXI .se ha limitado, hasta la fecha, a reproducir  espectáculos de confrontación,  ahora con cuatro actores principales en vez de dos, en base a guiones que adolecen de un marco global que permita dar respuesta a las razonables demandas del conjunto de la ciudadanía, e incluso optar por el inmovilismo, como el caso del PP,, al mantener actitudes marcadamente reaccionarias como las amparadas por las leyes del aborto, mordaza, tasas judiciales, reforma laboral, reforma fiscal, etc.

Si a todo ello añadimos la carencia casi generalizada de una cultura de negociación y de pacto entre los diversos actores, que hiciera posible potenciar las coincidencias y desarrollarlas a la vez que  se pactan las discrepancias y a la que tampoco contribuyen la desconfianza mutua, ni  la existencia de una percepción negativa del consenso, motivada por la práctica política que hace mayor hincapié en subrayar los deméritos del adversario que  en exponer las propuestas y alternativas propias.

En resumen, no es difícil concluir que ante este panorama, es imprescindible abordar un profundo cambio de paradigma si se quiere afrontar de verdad un proyecto  común de progreso para el conjunto de la ciudadanía española y ese proyecto exige la construcción de un amplio respaldo social que pasa ineludiblemente por la regeneración democrática y el reconocimiento de las diferencias y que va mucho más allá de la mayoría aritmética parlamentaria.


Un cambio que, guste o no a los PPoderes económicos y sus terminales mediáticas, resulta inabordable desde las actuales propuestas que plantea el PP, hipotecado hasta la médula por la corrupción, con un concepto reduccionista de la política y de la sociedad y mucho menos liderado por un reaccionario indolente como el Sr. Rajoy.

Cuanto primero reconozcamos la realidad que se percibe tras el  trampantojo democrático, primero asentaremos las bases para construir una sociedad mejor para tod@s.

domingo, 31 de julio de 2016

NO es NO. Por Higiene Democrática

NO es NO. Por Higiene Democrática.


Tras los resultados del 26-J, desde la “Brunete mediática”  y los acólitos de los PPoderosos  no dejan de arreciar llamadas a la responsabilidad política que, teniendo como aparentes destinatarios a Pedro Sánchez y la dirección del PSOE, van dirigidas realmente a crear entre los líderes de opinión y en la opinión pública, un caldo de cultivo favorable a que Rajoy acceda a la presidencia del gobierno de España.

Esta forma acrítica de promover al Sr. Rajoy concuerda con lo insustancial de su discurso político, pero se topa de bruces con la realidad política y social de nuestro país y que, desde un punto de vista objetivo, es necesario transformar en sentido positivo para el conjunto de la ciudadanía. Por ello, no es nada razonable esperar que, bajo la falsa apariencia de la estabilidad, la continuidad del Sr. Rajoy pueda suponer ni siquiera un mínimo avance en la dirección deseada, basta recordar de su largo mandato algunas de las Leyes y medidas adoptadas (Ley Mordaza, LOMCE, Reforma Laboral, Amnistía Fiscal, Tasas Judiciales, Recortes en Sanidad, Educación, Dependencia, etc.) y los hechos acaecidos (casos “Ana Mato”, “Soria”, “Cañete”, “Rato”, etc.) para entender, por qué un gobierno de progreso y el Sr. Rajoy son incompatibles.

En una sociedad que se dice democrática, NO es posible que cuando se debe de afrontar la investidura del presidente del gobierno, se haga abstracción que el único partido que lo propone está imputado explícitamente como tal partido en dos graves casos de corrupción, en uno: con presuntos delitos relacionados con su caja b  (Ver enlace- Noticias)  y en el otro: con los de daños informáticos y encubrimiento (Ver enlace elperiodico.com)  y con carácter general en más de 30 sumarios que afectan a más de 500 de sus cargos públicos.

No se trata de descalificar al PP como un partido corrupto y menos afirmar que todos sus políticos sean sospechosos de serlo, pero tampoco, bajo ningún concepto, “convalidar”  con nuestro apoyo, por acción o por omisión, la falta de medidas de regeneración democrática, claridad y transparencia, que siguen sin aplicarse, mientras los casos se acumulan en los juzgados y la corrupción es algo más que puntual en el PP y afecta a la credibilidad del Sr. Rajoy.

Por higiene democrática y otras muchas razones que harían interminable este post, entiendo que el PSOE debe de decir NO al Sr. Rajoy y al Partido Popular, con independencia de los apoyos que pueda obtener de otros partidos. Es un ejercicio imprescindible de coherencia con nuestras convicciones e ideas socialistas, de lealtad al Partido y a toda la militancia, de credibilidad ante los millones de personas que han depositado con su voto la confianza en el PSOE y de responsabilidad política ante el conjunto de la ciudadanía.

NO nos defraudemos a nosotros mismos.

NO es NO

jueves, 3 de marzo de 2016

APUNTES SOBRE EL DEBATE





APUNTES SOBRE EL DEBATE

El Pleno del Congreso de los Diputados, tras un intenso  debate, ha procedido  a la votación de la candidatura de Pedro Sánchez a la presidencia del gobierno, que ha sido rechazada  al obtener  130 votos a favor, 219 en contra y 1 abstención.

Después de varias horas siguiendo el debate ante la pantalla del televisor y tras acabar la votación, no me resisto a “pasar a limpio” mis notas y en este blog personal  ”colgarlas” como apuntes, sin más pretensión que la de ponerlos negro sobre blanco y en común con quienes les pudiera interesar y abiertos como es lógico al contraste de pareceres.

El Pleno que había comenzado con la sesión celebrada la tarde del día anterior, 1 de Marzo, y en el que Pedro Sánchez, candidato a la presidencia del gobierno de España, había desgranado en una larga y prolija intervención el contenido del Acuerdo del PSOE con Ciudadanos, que pese al amplio respaldo que obtuvo en la consulta entre la afiliación y por parte del Comité Federal del PSOE, desde una perspectiva socialista dejaba al descubierto la insuficiencia de sus contenidos para conseguir de forma expresa el apoyo de otros partidos de izquierda.
Así que, en la sesión del día de hoy, como era previsible, se produjo un debate intenso, vivo y plural respondiendo a las posiciones contrapuestas de las diversas fuerzas parlamentarias y también a las actitudes personales, en algún caso teatral, de sus portavoces que han articulado sus discursos en base a tres referencias, el rechazo a las políticas del PP y especialmente al inmovilismo de  Mariano Rajoy; la defensa del Acuerdo PSOE –Cs por parte de Pedro Sánchez y Albert Rivera, como base de partida de un gobierno reformista, que pretenden ampliar sus apoyos por la izquierda y la derecha y la oferta de un gobierno de izquierdas sostenido en exclusiva por partidos de izquierda, poniendo en cuestión el acuerdo alcanzado.
Pedro Sánchez, sin el piloto automático del día anterior y mostrando su voluntad de diálogo y de empatía a la búsqueda de consensos en base al Acuerdo ya alcanzado y delimitando también con claridad el perímetro de los mismos. Así, ha puesto de manifiesto, poniendo pie en la pared, su rechazo a cualquier tipo de acuerdo con el PP, derechas  regionalistas e izquierdas independistas, a la vez que, en un buen ejercicio de pedagogía política, tendía puentes al resto de fuerzas políticas, incorporando propuestas muy estimables que van bastante “más allá” del Acuerdo, tanto desde el punto de vista cuantitativo como cualitativo, aunque es preciso reconocer que, principalmente en los aspectos laborales y fiscales, las diferencias con las pretensiones de los otros partidos de izquierda siguen siendo evidentes.
Mariano Rajoy, instalado en su inmovilismo y poniendo en evidencia su incapacidad para afrontar el reto reformista que demanda la sociedad, ha despertado para el debate esgrimiendo en tono molesto y cáustico un discurso con dos únicos ingredientes: justificar su gestión y menospreciar la iniciativa de Pedro Sánchez , lo que ha propiciado que un oportuno Albert Rivera pase de tantear, hasta ahora, un “apoyo pasivo” de Rajoy al Acuerdo a plantear una “opa hostil” a su liderazgo en el PP y por extensión entre los votantes de derechas..
Podemos ha mostrado una posición poliédrica en la que l@s portavoces de las Confluencias han puesto el acento, de forma mesurada, tanto en demandar del candidato un giro inequívoco hacia la izquierda como en cuestiones territoriales en coincidencia con sus propias posiciones, y todo ello, pese a que Pablo M. Iglesias les había precedido en el uso de la palabra, con una intervención,  que por su tono desabrido y forma provocadora, ha abierto una profunda zanja, allí donde Pedro Sánchez estaba tendiendo puentes.
Si lo que pretendía Pablo Iglesias, con esa desafortunada alocución, muy útil para centrar la atención mediática en su persona y encandilar a los adeptos, era desactivar el Acuerdo para propiciar otro nuevo o abrir brecha en las posiciones del electorado o de la militancia socialista, el efecto conseguido ha sido el contrario y desde luego de una gran torpeza, ya que entra en plena contradicción con su posterior mensaje de estar dispuesto a formar parte de un gobierno de izquierda presidido por Pedro Sánchez.
Alberto Garzón, como portavoz de IU-UP ha reiterado su no a la investidura de Pedro Sánchez mientras se opte por un Acuerdo a derecha y a izquierda, ya que en ese caso “no se modifican las estructuras de poder” y así es imposible modificar el modelo productivo. En buen tono defendió la necesidad de una socialdemocracia comprometida con los postulados clásicos y opuesta al liberalismo de Ciudadanos y el PP. Un discurso serio y riguroso que arruina, en la práctica, con su seguidismo de las posiciones de Podemos.
En definitiva, el debate ha finalizado con la votación ya reseñada y mostrando una situación, básicamente, muy similar a la inicial, con tres posiciones contrapuestas:
-       El PP aislado y preso de su inmovilismo, esperando que la situación se pudra y que tras el fracaso de otros, se convoquen nuevas elecciones y/o se agudice la crisis de tal forma que, aunque sea como un mal menor, pueda reaparecer como alternativa, con o sin Rajoy, y en este caso propiciar un acuerdo con Ciudadanos
-       Pedro Sánchez, llevando y liderando la iniciativa política y tratando de ampliar el respaldo parlamentario a su propuesta de formar un gobierno reformista y de cambio, para lo que es imprescindible contar con el apoyo activo o pasivo del nacionalismo moderado y los partidos de la izquierda, eso sí, sin enajenarse el apoyo de Ciudadanos.
-       El resto de las fuerzas de izquierda, demandando a Pedro Sánchez y al PSOE la formación de un gobierno de izquierda, pero condicionado a la exclusión de Ciudadanos, e incluso por parte de Podemos a que ese gobierno sea necesariamente de coalición, condición previa que tras lo sucedido en el debate se hace más difícil  de aceptar. 
Esta pluralidad de posiciones responde tanto a la mayor fragmentación del  arco parlamentario como a la competición que las diversas, (nuevas y clásicas), fuerzas parlamentarias han establecido por tratar de ocupar  la representación de un mismo espectro electoral, lo que genera dificultades añadidas, donde en otras circunstancias, por la similitud de los planteamientos, sería más fácil conciliar posiciones.
En consecuencia las controversias no se reducen a la diferencia de los contenidos de las propuestas, que también, sino a reclamar para si, la “paternidad o maternidad” de esas propuestas y así poder presentarse ante su electorado, en un escenario cada vez más mediático, como un conseguidor eficaz de sus reivindicaciones.
De ahí que, la mayoría de las intervenciones y de los posicionamientos que hemos visto y veremos en los próximos días, también y en consecuencia, han de analizarse en buena medida en clave de pre-campaña y no solamente orientados a propiciar o no con éxito la candidatura de Pedro Sánchez a la presidencia de gobierno.
          Por tanto, compatible con la necesaria discreción,  resulta imprescindible recabar de todos los actores un ejercicio de transparencia que permita a la ciudadanía, percibir sin ningún género de dudas, quienes, como Pedro Sánchez y el PSOE, están asumiendo la responsabilidad política de implicarse en la formación de un gobierno y quienes, con toda legitimidad democrática, hacen todo lo posible por frustrarla.

          Una primera resultante la veremos en breve, tanto si se solventa con la presidencia de Pedro Sánchez como si se vuelve a la casilla de salida.