MISCELÁNEA SOBRE RÍO 2016 (1/2)
Las jornadas casi maratonianas de “sillón ball” ante la pantalla de TV (1,
2 y Teledeporte) y del PC (Internet) siguiendo la retransmisión de las
olimpiadas de Río 2016, en las que la representación española ha obtenido 17
medallas (7 de oro, 4 de plata y 6 de bronce) y 38 diplomas olímpicos, dan para
casi todo. Para admirar actuaciones que tal parecen realizadas por “divinidades”
u otras en las que el extraordinario esfuerzo realizado por los deportistas,
tanto femeninos como masculinos, muestra hasta qué punto la condición humana es
capaz de superarse a sí misma.
Ver las Olimpiadas por RTVE nos ha supuesto a los contribuyentes españoles
50 millones por los derechos de emisión y 4,5 millones por el despliegue de
medios y de personal en Río y Madrid, un gasto exagerado y prescindible para
unos y normal y necesario para otros. Los índices de audiencia facilitados por
RTVE muestra que la emisión de los Juegos de Río 2016, (621 horas en total), fue
vista en algún momento por 31.959.000 personas, una cifra muy importante
teniendo en cuenta que las pruebas más relevantes se programaron en función de
las prime-time de las televisiones norteamericanas con las que en España existe un desfase
de cinco horas.
La variedad de las competiciones y su coincidencia horaria, dio paso a la
polémica sobre los criterios para elegir las transmisiones en directo, como en
el caso de Joel en taekwondo, quejas por errores documentales e incluso un
comunicado del Consejo de Informativos de RTVE – representación de los
trabajadores - denunciando la “falta de planificación,
ineptitud e irresponsabilidad” de los servicios informativos de TVE.
A todo ello hay que añadir los errores de los comentaristas, en
ocasiones convertidos en “hooligans”, e incluso empeñados en contarnos algo que
tenía poco que ver con lo que mostraba la pantalla y que aconseja prescindir
del sonido. Mención negativa para el lenguaje y trato sexista, al que me
referiré más adelante, por su uso generalizado por comentaristas y periodistas (me
refiero en general y no solo a l@s
españoles).
En definitiva, un éxito de audiencia que muestra el interés de
la ciudadanía por los Juegos y carencias y deficiencias en los contenidos que
ponen de manifiesto la necesidad de una profunda mejora en la gestión y el
funcionamiento de la radio televisión
pública.
Quienes nos acercamos a los Juegos a través de la televisión
hemos podido percibir la escasa asistencia de público en numerosas pruebas, y
lo que es bastante peor un comportamiento del público en demasiadas ocasiones ineducado
e incluso manifiestamente antideportivo, como con el pertiguista Renaud
Lavillente que sufrió los abucheos del público durante las pruebas en las que
tuvo como rival al brasileño Thiago Braz da Silva (medalla de oro) y también en
el podio, actitud que hizo llorar a Renaud (medalla de plata) y actual récord
del mundo y que nada tiene que ver con el espíritu olímpico y que debiera ser
uno de los factores más importantes en la selección y organización de futuras
ediciones.
Todo ello no ha sido óbice para que los Juegos de Río hayan
deparado un gran espectáculo deportivo, altamente competitivo y pleno de
emociones en la noble disputa de los deportistas por conseguir en buena lid las
mejores distinciones, medallas y diplomas, y también otras más modestas como
récords nacionales y personales.
Sin pretender reproducir el medallero olímpico, ni siquiera a
las figuras más destacadas del mismo, como agradecimiento me apetece mencionar los
deportes y l@s deportistas que más me
han hecho disfrutar. No me refiero a l@s españoles ya que tengo el propósito de
hacerlo en otro post.
NATACIÓN:
Michael Phelps, Cinco
medallas de oro. (200 mariposa, 200 estilos, 4x200 y 4x100 libres y los 4x100
estilos) y una de plata (100 mariposa). El deportista más destacado de la
historia de los Juegos, con 28 medallas, (23 de oro).
Katie Ledecky, Cuatro medallas de oro: (200, 400, 800, 4x200 libres)
y una de plata (4x100 libre).
Katinka Hosszu. Tres medallas de oro (100
espalda, 200 estilos y 400 estilos – récord del mundo)
Maya Dirado. Dos medallas de oro (200
espalda y relevo 4x200 libre), una medalla de plata (400m combinado) y otra de bronce
(200 m combinado).
ATLETISMO:
Usain Bolt. Tres
medallas de oro y suma nueve, siendo el
único atleta en la historia que logra ganar los 100, 200 y el 4x100 en tres
Juegos consecutivos.
Mo Farah . Dos medallas de oro (5.000 y 10.000 metros), repitiendo las conseguidas
en Londres igualando al mítico Lasse
Viren que lo había conseguido en Munich 72 y Montreal 76
Elaine Thompsom, Dos
medallas de oro (100 y 200) y medalla de plata en 4x100 femenino.
Allyson Felix Medalla
de oro (4x100 femenino) y de plata (400), es la atleta femenina con más
medallas olímpicas, ocho, cinco de ellas de oro.
Vivian Cheruiyot.
Medalla de oro (5000 m) y plata (10.000 m)
David Lekuta Rudisha Medalla de oro (800 metros), como en Londres 2012, donde batió el récord mundial, bajando de los 100 segundos.
David Lekuta Rudisha Medalla de oro (800 metros), como en Londres 2012, donde batió el récord mundial, bajando de los 100 segundos.
Caster Semenya Medalla de oro (800 metros con 1:55.28), ya fue medalla de
plata en Londres
Wayde van Niekerk,
Medalla de oro (400 m y record del mundo con 43"03).
Caterine Ibargüen Medalla
de oro (triple salto con 15,17 metros).
Eliud Kipchoge y
Jemina Sumgong, keniatas, ambos medalla de oro de maratón en las categorías
masculina y femenina.
GIMNASIA:
Simone Biles, Cuatro medallas de oro (salto,
suelo, general individual y por equipos) y una de bronce (viga de equilibrio) en
sus primeros Juegos, superando el debut de
Nadia Comaneci en Montreal 76 e igualando a otra leyenda de la gimnasia, la
soviética Larissa Latynina, que obtuvo las mismas cuatro victorias en Melbourne
56.
Max Whitlok. Dos medallas de oro (caballo y
suelo) y una de bronce (general individual).
Kohei Hochimura Dos medallas de oro (general
individual y por equipos masculino,)
Sanne Wevers medalla de oro en viga de equilibrio
femenino.
TENIS:
Mónica Puig Medalla de oro y la primera deportista que
logra una medalla de oro para Puerto Rico.
Andy Murray medalla de oro (individual)
Jack Sock y
Bethanie Mattek- Sands medalla de
oro (dobles mixto)
Yelena Vesniná y Yekaterina Makárova medalla de
oro (dobles femenino).
Entre los deportes de equipo resaltar sobre todo el baloncesto y los
equipos femenino y masculino de USA, ganadores de las dos medallas de oro, que
tuvieron en los equipos españoles, femenino (medalla de plata) y masculino
(medalla de bronce), unos muy cualificados
rivales.
En mi opinión, lo más lamentable de los Juegos de Río 2016, aunque venga ya
de antiguo, es el trato preferente que en muchas ocasiones se les ha dado a las
pruebas masculinas sobre las femeninas, en las que estas no solamente son
minusvaloradas como si se tratara de una competición menor, salvo en gimnasia, sino
que incluso las facetas que más se resaltan de sus campeonas, en demasiadas
ocasiones, tienen poco que ver con sus destrezas o méritos deportivos.
No se debiera pasar por
alto que en las competiciones femeninas sigan
abundando las alusiones sexuales e imágenes desde todos los ángulos
imaginables, frases con doble sentido “da gusto verla haga lo que haga” en
referencia a una jugadora de vóley-playa, que no se trata de “una distracción”,
como dicen algunos para justificar lo injustificable, por que las competiciones
carecieran de interés o nivel deportivo, valgan como ejemplo dos hechos que
tienen como protagonistas a dos ganadoras de la medalla de oro, una, la
nadadora Katie Ledecky , a la que los comentaristas ponderaban con valoraciones
del tenor, más o menos literal, “su brazada, su mentalidad, su fuerza….
son como las de un hombre”, como si su mayor mérito fuera poder compararse a un
hombre y cuando ya creía agotada mi capacidad de asombro, leo en el diario AS
un artículo sobre Carolina Marín, medalla de oro en bádminton, encabezado por
un tuit que hace referencia a su entrenador: “Rivas, el hombre que convirtió en
oro las rabietas de Carolina”.
En unos Juegos
Olímpicos del siglo XXI otorgar un rango de superioridad a las competiciones masculinas sobre las femeninas es una actitud injusta y retrógrada, en la
medida que refuerza el papel de dominación de un género sobre otro y potencia factores
negativos como la invisibilización (menor preferencia, espacio y tiempo en las
noticias), la minusvaloración, (ponderando cualidades y marcas en referencia a
las que poseen u obtienen su homólogos masculinos y la cosificación (con titulares que hacen
especial hincapié en cualidades y
aspectos que no tienen que ver con las capacidades, destrezas y el esfuerzo para
alcanzar los éxitos deportivos).
La forma más sencilla de
percibir que no se trata de reflexiones exageradas y que esta conducta no
debiera tener lugar, es aplicar las mismas valoraciones en sentido inverso, (por
ejemplo: “Phelps nada como una sirena” o “nuestros chicos Rafa y Marc alcanzan
el oro de la mano de Conchita Martínez”), para darnos cuenta que también en el
deporte olímpico la igualdad de trato entre hombres y mujeres respecto a
cualidades como la admiración, el prestigio y el valor sigue siendo una
asignatura pendiente.
(Continúa)
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