El pasado 25 de Marzo de nuevo se celebraron Elecciones Autonómicas en Asturias. Elecciones anticipadas (solo habían transcurrido nueve meses desde las anteriores), como consecuencia del profundo fracaso de las fuerzas políticas de la derecha, Foro Asturias y Partido Popular, que pese a la cómoda mayoría absoluta, 26 de los 45 diputados/as, obtenida en las Elecciones de 2011, fueron incapaces de apartar sus enfrentamientos personales y superar sus diferencias tribales, tanto para formar o respaldar la acción de gobierno como para consensuar los Presupuestos Autonómicos para 2012, llevando a la Comunidad Asturiana a una situación, absolutamente intolerable, de desgobierno y de inacción en sus políticas públicas.
Las consecuencias de tanta ineptitud e incoherencia en la práctica política y en la acción de gobierno, máxime en tiempos de incertidumbre y de grave crisis económica como la que padecemos ha generado en el contexto político regional, (los resultados electorales muestran con claridad, sobre todo para quienes no usen anteojeras), una creciente y ciertamente preocupante desafección de la ciudadanía asturiana por la política, los datos son suficientemente elocuentes, la abstención alcanzó el 44%, los votos nulos y en blanco superan el 2% y el primer partido que no obtiene representación parlamentaria es Escaños en Blanco.
Por otro lado, si se centra el análisis en las opciones del 56% de la ciudadanía que si ejerce su derecho al voto, lo más significativo de resaltar es el fuerte varapalo electoral que sufre Foro Asturias, (el partido del Presidente, Francisco Álvarez Cascos que convoca las elecciones), que ve reducida su representación de 16 a 12 diputados, el PP, (pese al desfile de apoyo de sus ministros/as y los cambios en sus listas) se queda como estaba, 10 diputados/as. Mientras que, por el contrario y a la vez, se fortalecen las posiciones de izquierda. El PSOE crece de 15 a 17 diputados/as y es, claramente, la fuerza política más votada en las tres circunscripciones, IU pasa de 4 a 5 diputados/as y gana apoyo ciudadano y se amplía el abanico parlamentario con la incorporación de un diputado de UPYD.
En resumen, claro retroceso de las derechas, FAC y PP, que pierden apoyo ciudadano y electoral y al pasar de 26 a 22 diputados/as también la mayoría parlamentaria; avance de la izquierda, PSOE e IU, que ganan apoyo parlamentario al pasar de 19 a 22 diputados/as, y la entrada de UPYD en la Junta General del Principado de Asturias, que con un diputado, aunque pueda parecer extraño, se convierte en la fuerza política que puede decidir el Gobierno de Asturias.
Proclamados ya los resultados electorales, queda pendiente un recurso de Foro Asturias sobre el voto de los residentes en el exterior que pudiera modificar el resultado, otorgando un diputado más a Foro en detrimento del PSOE, resulta llamativo observar como para la formación del nuevo Gobierno de Asturias, al pacto ya firme del PSOE-IU (22 diputados), 23 es la mayoría absoluta, el Sr. Álvarez Cascos, presidente en funciones, desarrolla una claudicante relación (que olvida todo el catalogo de epítetos despectivos con los que se refería a los dirigentes regionales del PP), activa y fluida, ahora sí, tanto a nivel regional como nacional, con el Partido Popular con el objetivo de alcanzar cualquier tipo de acuerdo, al que necesariamente debiera incorporarse UPYD, que le permita seguir manteniéndose al frente del Gobierno de Asturias.
No resulta de recibo, en una sociedad democrática y representativa, que quien ante su incapacidad política para alcanzar acuerdos con otras fuerzas políticas, recurra de forma extraordinaria al parecer y la opinión de la ciudadanía convocando nuevas elecciones en busca de un mayor apoyo y luego, ante el resultado adverso a sus intereses, haga caso omiso de la voluntad expresada en las urnas y siga pretendiendo, mediante toda clase de componendas, mantenerse en el poder.
En ese sentido, frente a quienes no tienen empacho en querer reducir la práctica política a una mera operación aritmética parlamentaria, susceptible de ser, en todo momento, acomodada a las ambiciones y servidumbres del poder, que bien se ve, dan para mucho, conviene no olvidar que también existe la POLÍTICA con mayúsculas, donde el respeto por la voluntad democrática y el compromiso con la ciudadanía debe de dar, y de hecho lo da en la mayoría de los casos, para mucho más y en ese sentido, cabe confiar en quienes tienen que tomar las decisiones, lo harán en consecuencia con esos valores, ya que de no hacerlo también se estarían defraudando a ellos mismos.
Por todo ello, la sociedad asturiana y sus representantes democráticamente elegidos se encuentran, en un momento crucial para su futuro, ante dos opciones bien diferenciadas: una, la del gobierno de izquierdas, coherente, estable y de progreso social y económico para Asturias, otra, el desgobierno de las derechas enzarzadas en sus peleas cainitas, la parálisis en la acción de gobierno, la incoherencia política y el retroceso en las políticas sociales. En definitiva, un dilema fácil de resolver si se anteponen los intereses y el bienestar general por encima de los intereses personales.
Un pacto de izquierdas y de progreso en Asturias para impulsar las políticas de creación de empleo, el fortalecimiento de la cohesión social y del Estado de Bienestar y la implantación de un desarrollo territorial equilibrado y medioambientalmente sostenible. Un gobierno que abra la puerta a la esperanza de un futuro mejor para el conjunto de la sociedad asturiana.
1 comentario:
Valiente pena.
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