sábado, 14 de enero de 2012

La mejor escuela


Vuelvo a aporrear el teclado para plasmar, en unas líneas del blog, el enésimo intento de contar y poner en común, de forma habitual, pensamientos e ideas que, además de tener más o menos relación con los “sucedidos” diarios, reflejan las razones y por qués, que surgiendo de los valores que forman la base de las propias convicciones, ayudan a orientar adecuadamente el sentido de las acciones diarias.

Todo esto viene a cuento, por qué muchos (demasiados) dirigentes del PSOE, tras los peores resultados electorales (municipales, autonómicos y generales) no han encontrado mejor entretenimiento y excusa para ocultar su manifiesta incapacidad política, que utilizar egoístamente el cauce de participación política, ya de por si corto (en el tiempo) y estrecho (solo deciden los elegidos), para generar un falso debate nominalista sobre quién debe o no debe de ser el/la secretario/a general, cuya nueva función esencial parece ser la de convertirse en la percha que garantice el sostén de las ambiciones de los barones territoriales.

Lo demás parece importar poco, sean los planteamientos, de cómo organizar mejor y adaptar el funcionamiento del Partido conforme a los deseos de la militancia, (abriendo y ensanchando el cauce de la participación política y la toma de decisiones) o las ideas para que el Partido se convierta en un eficaz y poderoso instrumento de progreso y cambio social al servicio de una sociedad más justa, libre, igualitaria, cohesionada social, territorial, económicamente y en paz.

Por eso, miles de militantes socialistas, mujeres y hombres, mayores y jóvenes hemos optado, prioritariamente e intensamente, por dedicarnos a esos planteamientos e ideas que parecen importan poco a los de “siempre”. Tan poco, que ni siquiera los medios de comunicación, sea en las plumas de sus afamados columnistas ni en los cacareos de sus más insignes tertulianos, han encontrado motivo para dedicar el más mínimo espacio ni tiempo a estas cuestiones.

Aunque la decisión no resulta cómoda y la tarea se presenta ardua, larga y difícil, nada mejor que llevar, para los sinsabores del camino, la lección aprendida en la mejor escuela. La cuenta muy bien José Agustín Goytisolo en “La mejor escuela”.

La mejor escuela

Desconfía de aquellos que te enseñan

listas de nombres,

fórmulas

y fechas

y que siempre repiten modelos de cultura

que son la triste herencia que aborreces.


No aprendas sólo cosas

piensa en ellas

y construye a tu antojo situaciones e imágenes

que rompan la barrera que aseguran existe

entre la realidad y la utopía:


vive en un mundo cóncavo y vacío;

juzga cómo sería una selva quemada;

detén el oleaje en las rompientes;

tiñe de rojo el mar;

sigue a unas paralelas hasta que te devuelvan;

al punto de partida;

coloca el horizonte en vertical;

haz aullar a un desierto;

familiarízate con la locura....


Después sal a la calle y observa:

es la mejor escuela de la vida.


Por eso nada mejor que retomar, sobre todo los que lo hayan perdido y se dicen representantes, el contacto directo con la gente de la calle, del trabajo, de las asociaciones, de la cultura, de la ciencia, en definitiva más sociedad. Libertad para hablar, escuchar, dialogar, debatir y decidir entre todos y todas, o sea más democracia. Igualdad, progreso, justicia, solidaridad y paz, más socialismo.

Notas:

Foto del autor. Muro de Berlín.

Bibliografía: La mejor escuela. José Agustín Goytisolo

1 comentario:

Anónimo dijo...

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Hola soy Luis, te dejo mi web es de tecnología e internet, saludos.