Alfonso Camín. El poeta que llega y pasa cantando

La tarde noche del pasado viernes tuve la ocasión de volver a disfrutar de la poesía de Alfonso Camín, y subrayo lo de disfrutar por muchos motivos. El primero por ver como, pese a la desidia académica , “ dos caministas de pro”, Albino Suárez y Paco Prendes, inasequibles al desaliento, siguen impulsando la divulgación de la ingente obra de Alfonso Camín, también por percibir que instituciones como el Ayuntamiento de Gijón y la Consejería de Cultura, presentes en el acto, aportan no un estéril granito de arena sino la simiente que confío germine en una mayor divulgación de la obra universal del Poeta de Asturias y a nivel personal, porque, la Conferencia - Recital a cargo del poeta y estudioso cubano Victor Puertodán, en la que durante hora y media, aunó conocimiento, lirismo y pasión, resulto ser una auténtica delicia.

El acto de homenaje a Camín, con ocasión del XXVIII aniversario de su fallecimiento, se celebró en el salón de actos del Antiguo Instituto Jovellanos de Gijón, con mediana asistencia de público, (aunque numerosa en comparación con la de otros eventos de pretendido mayor fuste), y tras las introducciones y presentaciones de rigor, se impregnó de la voz de Víctor Puertodán, poeta, estudioso, maestro - añado yo- , ( por las rigurosas reseñas y a la vez amenas enseñanzas sobre historia y literatura, con las que iluminó su semblanza sobre la vida y obra de Camín) y que centró su disertación en la extraordinaria influencia del poeta asturiano, en la poesía criolla y/o afrocubana.

Una visión y un planteamiento más que acertado, pues pese a los consabidos “dimes y diretes”, no cabe la menor duda sobre la paternidad de Camín respecto de lo que ha venido en llamarse por unos la poesía afro-antillana o por otros, como Puertodán, la poesía afro-cubana, buena prueba de ello es su poema “Elogio de la negra”, de 258 versos, el primero de los cuáles en alejandrino trimenbre, “Negra, carbón celeste, carne de tamarindo”, a decir de Federico Garcia Lorca, vale, de por sí, un poemario entero.

En esa misma línea argumentó Puertodán que, con un excelente tono didáctico, acercó a los asistentes, a través de la obra caminiana, a seguir y contemplar la evolución de nuestro lenguaje y del propio estilo del poeta, desde el inicial modernismo hasta la poesía negra, en la que concentró la mayor parte de su excelente intervención, contextualizando los poemas con numerosas referencias y reseñas sobre la Santeria, (aportando incluso un modesto y clarificador folleto explicativo, que pone de manifiesto, como con pocos recursos se pueden hacer muy bien las cosas) y que culminó, recitando con gran musicalidad y pasión “El negro Pasamajá”, (Maracas 1952)., cuyas primeras estrofas no me resisto a escribir:

El negro “Pasamajá”
quema su aceite de orujo
y tiene un tremendo influjo,
por donde quiera que va.
Entre Ochún y Yemayá
baila Salomé su rumba;
aquí se alza, allá se tumba;
arde en la sombra el velón
y hay un chivo garañón
que acompaña a la macumba.

En donde quiera que esté,
de Sierra Leona al Congo,
de Matanzas a Alto Songo,
la palma se encuentra Ecué.
La mulata Salomé
tiene en la palma su acento,
y en el estremecimiento
de placer o de tortura,

de los pies a la cintura
es otra palme en el viento.

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Como veis, amig@s lectores, puro deleite.......que deseo compartir con vosotr@s y que podéis ampliar, accediendo a éste enlace que os lleva a dos obras. una, “Guateque a Alfonso Camín en Décimas de Batey", de José Sanjurjo, (autor también del dibujo que ilustra el post, ¿no os recuerda a la pintura de Eduardo Úrculo?, y la otra “Carey y Nuevos Poemas”, de Alfonso Camín, con ilustraciones de Fernando Tarazona y en la que podemos disfrutar de la lectura de "Macorina", "Elogio de la Negra", "La negra Panchita", "La cubana", "Marquesa Criolla" y tantas otras.