El Día Internacional de los Trabajadores tiene lugar por vez primera en España y en otros muchos países en 1890, como consecuencia del acuerdo del Congreso Obrero Socialista de la Segunda Internacional, celebrado en París en 1889, al que asistió Pablo Iglesias.
Desde entonces, es una jornada de lucha reivindicativa por los derechos de los trabajadores y en homenaje a los mártires de Chicago que, en 1986, fueron condenados a muerte y a largas penas de prisión, por su participación en las jornadas de lucha por la consecución de la jornada laboral de ocho horas.
Era el final del siglo XIX y los albores de la Revolución Industrial en la que millones de hombres, mujeres e incluso niños debían realizar doce o más horas de un trabajo agotador, en la mayoría de las veces en condiciones insalubres y peligrosas para recibir un salario escaso que les permitiera seguir malviviendo en condiciones infrahumanas.
Viene a cuento esta larga y conocida introducción por que pretendo resaltar el carácter internacionalista, del 1º de Mayo, y poner de manifiesto el gran avance social que supuso la implantación, con grandes esfuerzos y sacrificios, de las ideas del movimiento obrero en el seno de la clase trabajadora.
Ciento veinte años después, en plena globalización económica, financiera, industrial, comercial y cultural e inmersos en la sociedad de la información y el conocimiento, resulta preocupante que los trabajadores asalariados, por cuenta propia, empleados públicos, cooperativistas, emprendedores, pequeños empresarios, profesionales, etc., no seamos capaces de articular el “nuevo movimiento obrero para la nueva sociedad”.
Digo que resulta preocupante, por que cada día que pasa, se constata la imperiosa necesidad de articular eficazmente la sociedad civil para hacer causa común en defensa del estado del bienestar y frente a los intereses de las grandes multinacionales y corporaciones mundiales que condicionan, (influyendo interesadamente y en su exclusivo beneficio), las políticas que pretenden desarrollar los gobiernos democráticos, a la vez que tratan de limitar, cuando no reducir, los derechos que tenemos como trabajadores, consumidores y usuarios.
Por eso resulta imprescindible, tal vez hoy más que nunca, reforzar el papel de las instituciones y organizaciones internacionales, tanto políticas como sindicales, culturales, sanitarias, comerciales, económicas, financieras, etc., potenciando su carácter universal e implantando mecanismos que fomenten la participación y faciliten su control democrático por la ciudadanía y sus representantes, de modo y manera que se garantice que la orientación de las políticas y la aplicación de los programas tengan como objetivo prioritario el servicio al conjunto de la sociedad.
¿Qué quiero decir con todo lo anterior?. Con otras palabras, lo siguiente:
Que en España, el primer objetivo es crear empleo decente, estable y con derechos y mantener la protección social. Por ello, es necesario fomentar la igualdad de oportunidades a través de la educación y la formación. Potenciar la actividad económica implementando políticas proactivas en la prestación de los servicios y favoreciendo la colaboración pública-privada. Transformar el actual modelo económico en otro más productivo, innovador, eficiente y sostenible, mediante el desarrollo de políticas públicas y de inversión productiva que favorezcan el desarrollo y la cohesión social y territorial.
En el marco de la Unión Europea, deben de establecerse políticas comunes que garanticen los sistemas públicos de protección social, manteniendo el nivel de los estándares que definen el Bienestar Social y el modelo social europeo. Reforzar el papel de un gobierno económico europeo, que permita establecer por el conjunto de la UE, y no solamente por Alemania y Francia, políticas de salvaguarda y articular respuestas efectivas y coordinadas frente a los ataques especulativos a las economías de los estados miembros y/o contra el euro. Avanzar en la cohesión social, corrigiendo las desigualdades en la protección social de la ciudadanía europea y en los derechos de l@s trabajador@s. Establecer criterios homogéneos en materia de fiscalidad y de lucha contra el fraude fiscal y la economía sumergida. Incrementar sustancialmente los fondos del Presupuesto de la Unión para hacer posible la materialización de los objetivos descritos.
En el ámbito global, establecer acuerdos de carácter económico y comercial que favorezcan el comercio justo y la producción y consumo de bienes y servicios generados con pleno respeto a los derechos humanos y al medio ambiente. Priorizar, mediante medidas legislativas, económicas y fiscales el desarrollo de la economía productiva. Regulación, supervisión y control de los fondos especulativos y las transacciones financieras que contribuirán con sus impuestos a la consecución de los objetivos del Milenio y la lucha contra el cambio climático.
Para finalizar y a riesgo de ser tildado de ingenuo pienso que, ciento veinte años después, no nos debemos de conformar con menos, y por ello me parece razonable reivindicar y luchar por un mundo más justo, en el que sean plenamente vigentes los derechos humanos y los valores de la libertad, igualdad, paz, democracia, justicia y solidaridad.
Nota: La imagen corresponde al Cartel de la UGT 1º de Mayo 2010.
2 comentarios:
Como decía un viejo programa de televisión:
SOÑAR ES NECESARIO
IMAGINAR ES INDISPENSABLE
Pongamonos a ello y llevemos a la práctica uno de los principios que lei colgados en un despacho de abogados de mi ciudad:
Lucha, lucha por el derecho, pero si alguna vez, encuentras contradicción entre el derecho y la Justicia, entonces lucha por la justicia.
Jolín, despues de verlo escrito, qué facil es decirlo y que dificil hacerlo.
Predicar lo evidente puede ser muy cansino, pero en este caso resulta imprescindible. Tomen buena nota nota los negociadores.
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