domingo, 21 de febrero de 2010

Crisis Económica y Cooperación al Desarrollo.


Para millones de personas que habitan en los países en vías de desarrollo, hablar de los condicionantes de la crisis económica les puede sonar a sarcasmo. No en vano, desde hace siglos han sido víctimas de la colonización institucional de los países del primer mundo que, en muchas ocasiones mediante la violencia y el fraude, actuaron como depredadores sobre sus riquezas naturales y que aún, hoy en día, a pesar de la independencia formal de muchos de estos estados, sus habitantes siguen siendo dominados y explotados por corporaciones transnacionales, apoyadas en las oligarquías locales, amparadas, ahora, en las doctrinas del liberalismo económico imperante en las instituciones internacionales.

La creciente globalización económica y financiera impulsada por ese conjunto de agentes internacionales está alterando intensamente las condiciones económicas, financieras, laborales, sociales, en todos los países del mundo De modo y manera que los Estados ven mermada su “soberanía” por el derecho que deriva de la globalización, compuesto en su mayoría por convenciones y acuerdos, muchos de los cuáles son adoptados en ámbitos privados o en instituciones interestatales con un elevado déficit democrático.

Con este preámbulo pongo de manifiesto dos cuestiones que me parece pertinente resaltar de antemano. Una. Que el bienestar del primer mundo, (en el que también es preciso seguir avanzando para alcanzar una mayor cohesión social y económica) no debe seguir siendo “sostenido” sobre la miseria de los países empobrecidos y en vías de desarrollo. Dos. Que la globalización, hoy sólo económica y financiera, debe extenderse al tráfico comercial justo, la preservación del medio ambiente, la mejora de las condiciones de trabajo y de vida (salud, educación, vivienda, etc.) de todas las personas, con independencia de donde vivan, su raza, sexo o condición.

Por eso, resulta esperanzador, que el Gobierno de España, tal como pone de manifiesto su agenda europea para el primer semestre de 2010, considere la reforma del sistema de cooperación multilateral como "una de las prioridades" de la cooperación española, que incluye “numerosos desafíos, no sólo por los cambios institucionales que supone la entrada en vigor del Tratado de Lisboa", sino también "por el contexto de crisis económica y financiera", que "repercute directamente en la consecución de los Objetivos de Desarrollo del Milenio".

A la coincidencia en los planteamientos políticos tengo que añadir la satisfacción por la coherencia con que el Gobierno Socialista aborda sus compromisos en materia de Cooperación Internacional. Así, pese a la grave crisis económica, ha dotado el Plan de Cooperación Internacional 2010 (PACI), con 5.264,61 millones euros, lo que supone el 0,51 % del Producto Interior Bruto, en línea con el compromiso de la Unión Europea de destinar el 0,56 % del PIB en 2010. La cuantía de la ayuda supone "mantener un incremento en las cifras absolutas" destinadas a ayuda al desarrollo, "un objetivo esencial" en estos momentos, máxime, teniendo en cuenta que el "impacto más pronunciado" de la crisis se esta dando en los países en vías de desarrollo. Es oportuno reseñar, que de esa cifra, 4.586,1 millones de euros corresponden a la aportación de la Administración Central; 516,36 millones a las Comunidades Autónomas 152,67 millones a las entidades locales y 9, 49 millones a las Universidades.

El PACI 2010 establece cuatro prioridades esenciales como son:
1. Desarrollar los Planes de Acción de Eficacia de la Ayuda y multilateralismo, cuyos trabajos se iniciaron ya en 2009.
2. Impulsar la Agenda de Desarrollo durante la Presidencia Española de la Unión Europea, Cumbre de Revisión de los Objetivos del Milenio y los debates sobre la arquitectura de la ayuda
3. Poner en marcha los Planes de Acción de coherencia de políticas para el desarrollo
4. Sentar las bases de los Planes de Acción de Educación para el desarrollo y de investigación para el desarrollo.

El Plan centra sus objetivos en combatir la crisis económica, fomentando el desarrollo rural y agrícola y la seguridad alimentaria, así como las ayudas para afrontar eficazmente el cambio climático y la sostenibilidad ambiental.

Los ámbitos geográficos prioritarios de actuación están situados en Africa, que recibirá el 46,37 % de los fondos y América Latina que recibirá el 34,92 %. Las prioridades sectoriales están orientadas a: Proyectos para garantizar los servicios sociales básicos,(40 %). Infraestructuras y servicios económicos, ( 13,87 %). Impulsar los sectores productivos de países en vías de desarrollo,( 12,6 %). Protección medioambiental y otros programas multisectoriales. ( 8,4 %).

Es obligado resaltar que, a la cantidad hemos de añadir la calidad, tanto por que "la propia situación económica española obliga a desarrollar una política de cooperación sostenible y coherente", como por que resulta imprescindible "profundizar en la eficacia y calidad de la misma". El Gobierno realizará un Plan de Evaluación para analizar los resultados del Examen Intermedio del Comité de Ayuda al Desarrollo, al que España se adhirió de forma voluntaria el año pasado.

ASTURIAS Y LA COOPERACIÓN INTERNACIONAL.
En este análisis global, conviene también reseñar, aunque solo sea a modo de ejemplo, tres cuestiones que me parecen sumamente interesantes desde la perspectiva asturiana.

1.- El presupuesto para 2010 de la Agencia Asturiana de Cooperación al Desarrollo es de 13.009.493 euros, lo que supone el 0,71 por ciento de los recursos propios de la Comunidad. La convocatoria a ONGD para este año, es 7,35 millones, un 2% más que el pasado año y la más alta de la cooperación asturiana, en sus tres líneas: Cooperación al Desarrollo (5,45 millones de euros), Acción Humanitaria (1,2 millones de euros), Educación para el Desarrollo y Sensibilización (700.000 euros).

2.- Se creará, (por fin), en el segundo semestre de este año, el Fondo Asturiano de Cooperación al Desarrollo. Recogido en la Ley 4/2006, de 5 de Mayo, de Cooperación al Desarrollo del Principado de Asturias, se configura como el “instrumento económico para impulsar actuaciones integrales en materia de cooperación internacional y para favorecer la máxima participación ciudadana, cuya estructura, composición y gestión se determinarán reglamentariamente”.

3.- La Federación Socialista Asturiana ha creado el grupo de Cooperación Internacional, dependiente de la Secretaria de Movimientos sociales y ONGDs, para favorecer la coordinación de las políticas socialistas en materia de cooperación en las instituciones, e impulsar la organización y concienciar a la militancia para que sigan prestando su inestimable apoyo en esta apasionante tarea.

En definitiva, pese a la grave crisis económica, los gobiernos socialistas en España y en Asturias siguen manteniendo el compromiso de que, a través de la cooperación internacional con los países en vías de desarrollo, la solidaridad con las personas más desfavorecidas es algo más que una hermosa palabra.

Nota: La fotografía está tomada de la página, en Facebook, de Jaume Urgel .

5 comentarios:

proletario dijo...

Estoy de acuerdo contigo. La solidaridad es bastante más que dar lo que nos sobra.

Aida dijo...

Los llamados países en desarrollo, casi todos gobernados por dictaduras más o menos edulcoradas, no dejan de ser unos territorios en los que campan por sus respetos las multinacionales, que esquilman sus materias primas y explotan a los nativos pagandoles unos salarios miserables por un trabajo que realizan en penosas condiciones. Si queremos que esos países prosperen lo que hay que cambiar es su modelo de sociedad, por uno más democrático y las relaciones comerciales por un comercio justo. El resto vendrá por añadidura.

LUNA dijo...

Me alegra que vuelvas a escribir en el blog y me gusta lo que dices, además de la información que facilitas.
A ver si sigues así
bss

carmen dijo...

Más que ayudas lo que necesitan es que les dejemos de explotar.

Anónimo dijo...

La ONU debería tener medios propios para atender de inmediato las desgracias y calamidades que suceden casi a diario. Haiti y Chile son dos muestras palpables de esa necesidad.