jueves, 6 de septiembre de 2007

Pavarotti, el tenor del pueblo.


Hoy todos los medios de comunicación repican la triste noticia, ha fallecido, en su Módena natal a los 71 años de edad, Luciano Pavarotti,“ el tenor del pueblo”, al que muchos consideran el mejor tenor de la segunda mitad del siglo XX. Gran aficionado al fútbol, la pintura y los caballos, era sin duda una de las figuras del “bel canto” que junto a José Carreras y Plácido Domingo más ha contribuido a su difusión.
Cuando ya había alcanzado la fama en el mundo de la ópera, llegó al estrellato global, durante el Mundial de fútbol de Italia, formando con José Carreras y Plácido Domingo el conjunto de “Los tres tenores” que debutó el 7 de julio de 1990, en las Termas de Caracalla de Roma bajo la dirección de Zubin Metha. Más de seis mil espectadores disfrutaron en vivo del la representación del aria de Puccini "Nessum Dorma", de la ópera Turandot, seguida por otros 1.500 millones por televisión. Las ventas de discos de ópera se dispararon tras el concierto, y los extractos del aria "Nessun Dorma" se transformaron en un símbolo de la fiebre por el fútbol.

En su acercamiento a la música popular, grabó duetos con Eros Ramazzotti, Sting, Frank Sinatra, Michael Jackson y el grupo de rock irlandés U2. A partir de 1991, Pavarotti respondió al llamado de la organización War Child, para recaudar fondos para la construcción de un centro de musicoterapia en Mostar y en otros lugares.

Pavarotti fue muy solicitado en teatros de todo el mundo hasta su retiro en la Ópera Metropolitana de Nueva York, en marzo del 2004, donde interpretó el papel del pintor Mario Cavaradossi en Tosca, de Giacomo Puccini. Pese a este retiro, en febrero de 2006 volvió a interpretar el aria "Nessun Dorma", como cierre a la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno de 2006 en el Estadio Olímpico de Turín.

Finalizaba así, la extraordinaria carrera de Luciano Pavarotti, único hijo varón de una familia de panaderos que, influido por su padre aficionado al 'bell canto', cursa estudios en la 'Scuola Magistrale', en 1955 comenzó a dar clases de canto con Arrigo Polo y Ettore Campogalliani. No obstante, antes de lanzarse de lleno al mundo de la ópera, trabajó en la enseñanza.

Hizo su aparición ante el público en 1961 en Reggio Emilia en La Bohème, ganando popularidad rapidamente. En 1963 cantó Edgardo (Lucia di Lammermoor) en Amsterdam e hizo su debut en Covent Garden como Rodolfo, regresando para cantar los papeles de Alfredo, Elvino (La sonnambula), Tonio (La Hija del Regimiento) Gustavus III (Un ballo in maschero), Riccardo, Cavaradossi, Rodolfo (Luisa Miller), Radamés y Nemorino (L’elisir d’amore).

En 1964, cantó Idamante de Mozart en Glyndebourne, en Norteamérica hizo su primera aparición en Miami en 1965, y una gira por Australia con la compañía Sutherland-Williams en el papel de Edgardo y debutó en La Scala en el papel de Rodolfo, regresando para cantar el Duque (Rigoletto), Tebaldo (I Capuleti e i Montecchi de Bellini) y Des Grieux (Manon de Massenet). Además, en la Scala cantó en la representación de Requiem de Verdi para celebrar el centenario de Toscanini.

Cantó por primera vez en San Francisco en 1967 como Rodolfo, y más tarde cantó en esa ciudad los roles de Nemorino, Gustavus, Calaf y Enzo (La Gioconda de Ponchielli). Cantó en la Metropolitan Opera en 1968, igualmente representando a Rodolfo, y más adelante cantó Manrico (Il trovatore), Fernando, (La favorita de Donizetti), Ernani, Idomeneo, Arturo (I puritani), Radamés, Rodolfo (Luisa Miller, 1991) y el Cantante Italiano (El caballero de la rosa).

La transmisión televisiva de 1977 'En vivo desde el Met' situó a Pavarotti ante la mayor audiencia en la historia de las óperas televisadas. Su nombre aparece en el Libro Guinness Record por la cerrada ovación de una hora y siete minutos que le tributó la Opera de Berlín en 1988.

Este somero repaso sobre su extraordinaria trayectoria tiene como hilo conductor los artículos al uso que hoy se reflejan en numerosos medios de comunicación, pero no obstante con él, también quiero reflejar el agradecimiento por haber podido escuchar esa voz inconfundible, ese torrente de voz, esa voz luminosa, ese timbre extraordinario en sus interpretaciones de Nemorino de 'L'Elisir d'Amore', Radamés de 'Aída', el príncipe Calaf del 'Turandot' y Otello de Verdi. Todavía no he conseguido escuchar la grabación de su clamoroso debut norteamericano – en el Metropolitan en 1968 - que acabó de consagrarlo por la proeza de cantar nueve do agudos en un aria de "La fille du régiment", lo que le valió una portada del Time.

En Pavarotti, como en otros cantantes de ópera, aprecio en gran medida su talento para el espectáculo, no me llenan los que únicamente recitan. El, al contrario era muy especial, aportaba en grandes dosis dos elementos mágicos, su talento y simpatía, con su sonrisa abierta y luminosa y su enorme corpachón, irradiaba una calidez hacia el público que le convertían en el interprete ideal del repertorio lírico italiano.

Era el tenor que mejor me hacía sentir mis emociones, y me dejó grabada una frase suya "Aprender música leyendo teoría musical es como hacer el amor por correo". Si quieres acceder a una buena prueba de ello, solo tienes que pulsar aqui debajo:
http://www.youtube.com/watch?v=VATmgtmR5o4&mode=related&search=

Nota al margen:
Hoy, he tenido ocasión de leer en un diario regional asturiano la entrevista con uno de los responsables de la LX Temporada de Ópera de Oviedo que, en mi humilde opinión, a juzgar por sus declaraciones, carece en buena medida de esos dos elementos mágicos que son la simpatía y el talento, tan necesarios para dirigir a buen fin una entidad como esta. Ahora se entiende que algunas gestiones no se culminen con éxito.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Su tarea de popularizar la ópera tuvo la acerva crítica de los exquisitos del bel canto, pero gracias a él, millones de personas se acercaron a este mundo de sensaciones. ¡Muchas gracias!.

Anónimo dijo...

Tenía un timbre de voz único. El se ha ido pero su voz sonará siempre para todos.

Anónimo dijo...

Gracias a Pavarotti disfruté de muchas tardes de buena música, hoy tambien, eso si con mucha tristeza.
Ciao mi caro Luciano.

Anónimo dijo...

"Penso che una vita per la musica sia una vita spesa bene ed è questo che mi sono dedicato".
Luciano Pavarotti

Anónimo dijo...

Una furtiva lagrima.
Arrivederchi Luciano.

Anónimo dijo...

Coincido en lo que dices sobre el dirigente de la Ópera de Oviedo, que exige que se doblen como mínimo las subvenciones oficiales y no se le ocurre pensar que si la pagamos entre todos, tambien debería ser para todos y no solo para los de siempre. Que tal si empieza la trasparencia respondiendo a la pregunta ¿Cuántas entradas van a la taquilla?.

Anónimo dijo...

Copiado de la excelente crónica que publica La Voz de Asturias. "Un chico con una voz excepcional, un gran artista abierto a todos, un hombre solidario hacia quienes sufren, atento a los jóvenes y con un profundo sentido de la amistad".
¡Bravo Luciano!

LUNA dijo...

Está muy bien que nos recuerdes lo bueno que era Luciano, no solo como cantante sino como persona. Y que algo tan maravilloso como la Opera no puede ser de unos pocos, sino que debe poder ser disfrutada por todos.
Actitudes y actividades como las llevadas a cabo por este magnífico tenor, contribuyen a una verdadera socialización de los individuos y a democratizar eventos culturales antaño solo permitidos a unos pocos.
Disfrutar, aunque solo sea un momento de un fragmento como el que nos propones es un placer.
Hago mías las palabras del cantante Bono de U2: "Algunos saben cantar ópera. Luciano Pavarotti era una opéra"
Te pondré uno de los videos que hay en la Red en mi próximo post

Felicituri dijo...

Sin duda que todos nos sentimos algo huérfanos cuando desaparece una figura de la talla de Pavarotti. Huérfanos porque nos gusta tener a nuestro lado la belleza y el talento, en este caso de su voz. Queda el recuerdo y el homenaje, como el de este estupendo artículo sobre su vida.

Anónimo dijo...

Un post didáctico, documentado y ameno en el que hecho en falta una reseña del paso de Pavarotti por la Ópera de Oviedo.