El otro día, la banda terrorista ETA, a través de un esperpéntico comunicado en el que anunciaba la ruptura del “alto al fuego permanente”, volvía a amenazar a toda la sociedad española. Frustraba así, una vez más, las ilusiones de millones de ciudadanos, que esperábamos, que la iniciativa liderada por José Luis Rodríguez Zapatero, (que ya al principio nos había advertido que sería un camino largo, duro y difícil, ) tuviera un mejor final que las llevadas a cabo por sus antecesores. Todas ellas, las de entonces y la de ahora, encaminadas a la búsqueda de un diálogo que permitiese erradicar la violencia y conseguir la plena convivencia pacífica.
Ante esta nueva amenaza etarra, el Gobierno Socialista dio una respuesta clara y contundente: “Los demócratas no estamos dispuestos a pagar un precio político por el fin de la violencia”. “Seré implacable ante la amenaza de ETA”. “Lucharemos contra ellos para defender la seguridad de todos, la convivencia entre todos y la libertad de todos”. “ETA nunca conseguirá que triunfe la violencia, nunca se impondrá a los españoles, nunca se impondrá a la sociedad vasca” , y al final “tendrá que doblegarse ante la democracia”.
Pese a las críticas, las incomprensiones, las maledicencias, las tergiversaciones interesadas, es preciso reconocer que Zapatero se expresó, ahora, para defender la libertad y la seguridad, con la misma fuerza, el mismo tesón, la misma generosidad, las mismas convicciones que, como antes lo hizo, para buscar la paz.
Y de las palabras a los hechos. De ahí el ofrecimiento a Rajoy, de una vía de diálogo permanente y directa, (sin reproches ni solicitudes de adhesiones inquebrantables), a la vez que análogamente, a través de Rubalcaba, lo hacia con el resto de fuerzas políticas con representación parlamentaria. Un primer paso, sin duda positivo, que ha de servir para recobrar la unidad de los partidos políticos democráticos frente al terrorismo.
Partidos políticos, que a partir de ahora, deben ser capaces, entre todos, de generar un espacio de diálogo que les permita alcanzar un acuerdo de mínimos en la definición de las líneas básicas de la política antiterrorista, cuya dirección, (conviene recordar) corresponde obligadamente al Gobierno. Líneas básicas que pasan, en mi opinión, por el reforzamiento del Estado de Derecho, la colaboración de la ciudadanía, la eficacia de la acción policial, la intensificación de las acciones judiciales y el fortalecimiento de la cooperación internacional.
El liderazgo del Gobierno y la unidad de todos los partidos, serán así el mejor instrumento para la creación de un clima social, que facilite expresar al conjunto de la sociedad y a todos los niveles, su rotundo rechazo a la violencia, a la vez que impulsar la participación activa de la ciudadanía en la defensa de la paz, la libertad y la convivencia pacifica.
En definitiva, si queremos afrontar con eficacia este reto, es imprescindible avanzar todos juntos, demostrando así que toda la sociedad democrática está contra ETA y a favor de la PAZ y la LIBERTAD.
Ante esta nueva amenaza etarra, el Gobierno Socialista dio una respuesta clara y contundente: “Los demócratas no estamos dispuestos a pagar un precio político por el fin de la violencia”. “Seré implacable ante la amenaza de ETA”. “Lucharemos contra ellos para defender la seguridad de todos, la convivencia entre todos y la libertad de todos”. “ETA nunca conseguirá que triunfe la violencia, nunca se impondrá a los españoles, nunca se impondrá a la sociedad vasca” , y al final “tendrá que doblegarse ante la democracia”.
Pese a las críticas, las incomprensiones, las maledicencias, las tergiversaciones interesadas, es preciso reconocer que Zapatero se expresó, ahora, para defender la libertad y la seguridad, con la misma fuerza, el mismo tesón, la misma generosidad, las mismas convicciones que, como antes lo hizo, para buscar la paz.
Y de las palabras a los hechos. De ahí el ofrecimiento a Rajoy, de una vía de diálogo permanente y directa, (sin reproches ni solicitudes de adhesiones inquebrantables), a la vez que análogamente, a través de Rubalcaba, lo hacia con el resto de fuerzas políticas con representación parlamentaria. Un primer paso, sin duda positivo, que ha de servir para recobrar la unidad de los partidos políticos democráticos frente al terrorismo.
Partidos políticos, que a partir de ahora, deben ser capaces, entre todos, de generar un espacio de diálogo que les permita alcanzar un acuerdo de mínimos en la definición de las líneas básicas de la política antiterrorista, cuya dirección, (conviene recordar) corresponde obligadamente al Gobierno. Líneas básicas que pasan, en mi opinión, por el reforzamiento del Estado de Derecho, la colaboración de la ciudadanía, la eficacia de la acción policial, la intensificación de las acciones judiciales y el fortalecimiento de la cooperación internacional.
El liderazgo del Gobierno y la unidad de todos los partidos, serán así el mejor instrumento para la creación de un clima social, que facilite expresar al conjunto de la sociedad y a todos los niveles, su rotundo rechazo a la violencia, a la vez que impulsar la participación activa de la ciudadanía en la defensa de la paz, la libertad y la convivencia pacifica.
En definitiva, si queremos afrontar con eficacia este reto, es imprescindible avanzar todos juntos, demostrando así que toda la sociedad democrática está contra ETA y a favor de la PAZ y la LIBERTAD.
6 comentarios:
Mientras que el PSOE, el PNV y el PP no se coloquen del mismo lado, el conflicto vasco no tendrá remedio. Por eso es muy importante, que Zapatero siga intentando hablar con todos ellos.
La lucha contra el terrorismo es una tarea de todos y no solo de los politicos y de la policia. El problema es mucho más profundo y está enraizado en un sustrato compuesto de intolerancia, miedo al diferente, dogmatismo, culto a la violencia,irredentismo, todo ello parasitado por una mafia que lo ha convertido en su razón de ser.
Este ultimo comentario tiene toda la razón cuando dice que "mafia que lo ha convertido en su razón de ser". Mientras se siga considerando y tratando como una forma de hacer política, ni Eta ni su entorno van a desaparecer
El PP ha elegido el terrorismo como punto fuerte de su linea política de confrontación con el Gobierno. No va a dejarla mientras obtenga rentabilidad política y mucho menos sabiendo que un nuevo atentado de ETA dañaría gravemente el respaldo popular a Zapatero. Así que Rajoy respalda explicitamente al Gobierno o estamos en las mismas.
Mientras hablaban de paz, los etarras preparaban nuevos atentados terroristas. Esa mafia asesina solo puede tener un final, su derrota por la sociedad democrática.
El proetarra GARA viene publicando una serie de informaciones o "intoxicaciones" que el Gobierno tiene la obligación de aclarar y actuar en consecuencia. Si son falsas procediendo contra ellas legalmente y si son ciertas explicando con claridad a la opinión pública el verdadero alcance de las mismas. La callada por respuesta en este asunto y la exuberante locuacidad en otros, pone de manifiesto que la política de comunicación del Gobierno Socialista es manifiestamente mejorable. ¡Cambiarla ya!
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