A MODO DE IDEAS SOBRE LA TELEVISIÓN DIGITAL TERRESTRE.
Los numerosos e incesantes avances tecnológicos que están sucediendo y las adaptaciones del marco legislativo y normativo que se han de producir en el sector audiovisual, abren un amplio panorama de nuevas opciones y posibilidades que van a modificar profundamente el propio concepto de lo que hoy se entiende por televisión.
Digo esto, desde la apreciación personal y tras constatar que es una opinión generalizada en el seno del sector, tal como la reflejan el informe de la Fundación Telefónica sobre “La Sociedad de la Información en España 2007” y numerosos trabajos académicos y artículos publicados en los medios de comunicación.
Con este post, centrado en la Televisión Digital Terrestre, inicio una serie de comentarios sobre la televisión. Un tema de gran relevancia y que suscita cada vez más interés, en la medida que se acerca el 3 de Abril de 2010, fecha en la que se llevará a cabo el apagón analógico en toda España. Recordar que en muchos municipios españoles se producirá antes de esa fecha. Pulsar aquí, para ver el calendario.
Los últimos datos, (Octubre 2008), muestran que en España ya se han vendido 12,4 millones de sintonizadores y en lo que va de año más de 4 millones de receptores de TDT. La penetración de la TDT en los hogares sobrepasa el 38,8%, ( más de seis millones de hogares), destacando las Comunidades de Madrid y Cataluña, donde alcanza ya a la mitad de los hogares.
De ahí que, de forma cada vez más creciente e intensa, la ciudadanía demande la ampliación de la cobertura de la TDT, o lo que es lo mismo, la accesibilidad tanto a los contenidos de la programación de los canales digitales como a las nuevas formas de comunicación basadas en la interactividad y cuyas potencialidades tecnológicas, ( de un nivel superior al de las actuales operadoras de televisión por señal satélite - digital y cable), facilitan la difusión de novedosos contenidos y la oportunidad de acceder a múltiples vías de negocio.
Todo este proceso precisa, como requisitos indispensables, de una mayor seguridad jurídica y concreción en el marco normativo a medio y largo plazo, de forma que permita diseñar los proyectos, necesitados de cuantiosos recursos tecnológicos y económicos, con garantías ciertas de su viabilidad técnica y económica.
Ante este panorama, el gobierno socialista debiera trazar con rapidez, claridad y perspectiva de futuro las líneas directrices sobre las que el Sector Audiovisual pueda articular el desarrollo de estas nuevas formas de comunicación. En ese sentido, es necesario que el Ministerio de Industria elabore, a la mayor brevedad y con el consenso del Sector y de las Organizaciones de Usuarios, el Anteproyecto de la nueva Ley General Audiovisual y que incorpore la transposición de la Directiva Comunitaria en esta materia.
La Directiva admite diferentes modalidades de emisión de la TDT, entre las cuales, la más esperada y controvertida es la de “de pago por visión” que, a modo ilustrativo, equivale a hablar del antiguo Canal +. Esta modalidad supone dotar a los operadores de vías adicionales de financiación que pueden también favorecer un incremento en la calidad de los formatos y contenidos.
En el marco europeo existe una amplia variedad de tipos de abono. En Francia se comercializan tanto mini-paquetes de un solo operador como ofertas de “pack" de varios grupos y canales “premiun”. En el Reino Unido está generalizada la modalidad de televisión de bajo coste, con un nivel de calidad de la emisión entre la televisión en abierto y la de difusión por cable y que se comercializa preferentemente en paquetes de canales temáticos. En Italia, los televidentes disponen de un modelo de bajo coste a través de tarjeta de "pre-pago", con la que pueden adquirir paquetes de canales, una “parrilla” completa o solamente un programa (una película, un partido, etc.).
El aprovechamiento eficiente de la interactividad será uno de los factores más importantes que espreciso considerar, tanto desde el punto de vista de la prestación de servicios como de la generación de nuevas fuentes de ingresos a través de juegos, e-banco, e-comercio, e-formación, ofertas de empleo, información (meteorológica, deportiva, cultural, etc.). Asimismo resaltar que algunas televisiones ya ponen en práctica nuevas opciones, que consisten en la emisión de contenidos generados por el consumidor final, emulando la fórmula desarrollada por el portal You Tube.
De optar por la experiencia europea, a los canales de TDT en abierto se les añadirán otros de pago que, sin cerrarlos al público, convertirán parte de sus contenidos en premium, posibilitando así su convivencia con espacios en abierto. Esta nueva modalidad motivará a las cadenas a diseñar la parrilla con el objetivo final de seducir al televidente para que pague por ver ese espacio ofertado, un modo distinto al actual, en abierto, en el que prima la utilización de los contenidos como medio para llegar a los anunciantes.
La propia naturaleza de la TDT cuyo máxima potencialidad es la elevada oferta de canales,(el Plan Técnico Nacional contempla hasta 1.000 canales para toda España lo que hace factible una oferta real de medio centenar para muchas ciudades), fomentará necesariamente la búsqueda de la excelencia y la especialización de contenidos en diferentes canales generalistas y temáticos.
Unos canales que se diversificarán por su posicionamiento en varios segmentos (juvenil, familiar, etc.) orientados hacia la búsqueda de públicos por diferentes rangos (edad, sexo o género televisivo, etc.), en una oferta convergente con el actual banico de contenidos de los operadores de pago por señal digital y cable.
Algo que de hecho ya está ocurriendo con canales que, hasta hace pocos meses, sólo estaban disponibles en operadores de pago y que han dado el salto a la TDT en abierto con excelentes resultados de ”share” de pantalla. Sirvan de ejemplo Disney Channel o 40 Latino, colocándose el primero como líder de audiencia en temáticos en la Televisión Digital Terrestre.
Esta elevada fragmentación del espectro televisivo llevará aparejada una inevitable dispersión de la audiencia. Por lo que las actuales cuota de pantalla, de los canales analógicos, se reducirán notablemente hasta niveles de audiencia similares a los que hoy tienen los actuales operadores de pago.
Si se tiene en cuenta que el hábitat idóneo para las parrillas generalistas es la competencia entre pocos operadores, éstas, en un futuro próximo, dejarán de conformar la oferta más fuerte de la TDT, que se trasladará a los canales de segmento y temáticos, que si podrán cumplir el requisito de lograr elevadas cuotas de pantalla con alta competencia. Un cambio lógico, máxime si se tiene en cuenta que la programación específica permite una mayor reducción de costes y adaptar la gestión de contenidos a las condiciones variables del mercado.
El éxito de los canales de segmento y temáticos pasará así por definir un "target" potencial de audiencia y obtener la masa crítica de público que los haga atractivos para los anunciantes. Por todo ello y sabiendo que cada operador cuenta con cuatro canales entre los que fraccionar su oferta, razonablemente se optará por tres productos diversificados repartidos entre segmentados y temáticos y un sólo canal generalista.
Bajo estas hipótesis, los operadores privados de televisión, para maximizar la rentabilidad económica de sus inversiones, concentrarán la difusión de sus emisiones en las zonas más intensamente pobladas, produciendo un déficit de cobertura en las zonas menos dinámicas, dispersas, de orografía difícil y menor densidad de población y con ello, lo que aún es peor, restringirán de forma notable el acceso a los contenidos de mayor demanda (deportes, etc.) y calidad, (alta definición, etc.) que previsiblemente se ofertaran en “premiun”.
Por eso, desde una perspectiva social es obligado realizar las acciones que sean necesarias para modificar este previsible escenario, que ensancharía aún más la actual brecha digital; de ahí, que constituya una prioridad política la implementación y despliegue por todo el territorio de una red pública de reemisores, de manera que se asegure la difusión universal de la señal de los operadores públicos y se favorezca el despliegue de los operadores privados.
En ese sentido, es muy razonable que el desarrollo de “la red” se asiente en una intensa y eficiente colaboración pública privada que favorezca el uso compartido de infraestructuras, evitando duplicidades, de modo que la optimización de la gestión de los recursos facilite un despliegue amplio, rápido e intenso a la vez que se minimiza el impacto medioambiental.
Una colaboración pública privada que debe ser factible extender al uso compartido de medios técnicos, la elaboración y distribución de contenidos, el intercambio de información, etc., en la medida que supone un impacto positivo en la gestión y la estructura organizativa, profesional y funcional de las empresas. Un factor que se debe tener muy presente, teniendo en cuenta la creciente y progresiva merma de los ingresos por publicidad y el elevado déficit de las televisiones públicas.
Antes de concluir, poner de manifiesto que de poco o casi nada sirven las viejas recetas referidas a un modelo de televisión que ya es historia que, por mucho que se presenten bajo nuevos formatos, no dejan de ocultar los intereses “muy particulares” de unos grupos, cuya principal pretensión es seguir disfrutando de sus prebendas y mantener a toda costa su control oligopolista sobre el medio.
Confió que, tal como ya avanzó el ministro de Industria, Miguel de Sebastián, el Gobierno Socialista impulse, más pronto que tarde y en todo caso antes de finalizar 2009, la adopción de dos medidas normativas muy importantes para el desarrollo de la televisión:
* La Ley General Audiovisual que regule todo el Sector . Elaborada con una amplia perspectiva y teniendo como prioridades su sentido social y los nuevos avances de la tecnología y de los servicios.
* La creación del Consejo Estatal de Medios Audiovisuales como órgano independiente regulador del sector audiovisual.
En definitiva, es necesario y urgente redefinir la Televisión Digital Terrestre y orientarla al servicio de toda la ciudadanía.
Los numerosos e incesantes avances tecnológicos que están sucediendo y las adaptaciones del marco legislativo y normativo que se han de producir en el sector audiovisual, abren un amplio panorama de nuevas opciones y posibilidades que van a modificar profundamente el propio concepto de lo que hoy se entiende por televisión.
Digo esto, desde la apreciación personal y tras constatar que es una opinión generalizada en el seno del sector, tal como la reflejan el informe de la Fundación Telefónica sobre “La Sociedad de la Información en España 2007” y numerosos trabajos académicos y artículos publicados en los medios de comunicación.
Con este post, centrado en la Televisión Digital Terrestre, inicio una serie de comentarios sobre la televisión. Un tema de gran relevancia y que suscita cada vez más interés, en la medida que se acerca el 3 de Abril de 2010, fecha en la que se llevará a cabo el apagón analógico en toda España. Recordar que en muchos municipios españoles se producirá antes de esa fecha. Pulsar aquí, para ver el calendario.
Los últimos datos, (Octubre 2008), muestran que en España ya se han vendido 12,4 millones de sintonizadores y en lo que va de año más de 4 millones de receptores de TDT. La penetración de la TDT en los hogares sobrepasa el 38,8%, ( más de seis millones de hogares), destacando las Comunidades de Madrid y Cataluña, donde alcanza ya a la mitad de los hogares.
De ahí que, de forma cada vez más creciente e intensa, la ciudadanía demande la ampliación de la cobertura de la TDT, o lo que es lo mismo, la accesibilidad tanto a los contenidos de la programación de los canales digitales como a las nuevas formas de comunicación basadas en la interactividad y cuyas potencialidades tecnológicas, ( de un nivel superior al de las actuales operadoras de televisión por señal satélite - digital y cable), facilitan la difusión de novedosos contenidos y la oportunidad de acceder a múltiples vías de negocio.
Todo este proceso precisa, como requisitos indispensables, de una mayor seguridad jurídica y concreción en el marco normativo a medio y largo plazo, de forma que permita diseñar los proyectos, necesitados de cuantiosos recursos tecnológicos y económicos, con garantías ciertas de su viabilidad técnica y económica.
Ante este panorama, el gobierno socialista debiera trazar con rapidez, claridad y perspectiva de futuro las líneas directrices sobre las que el Sector Audiovisual pueda articular el desarrollo de estas nuevas formas de comunicación. En ese sentido, es necesario que el Ministerio de Industria elabore, a la mayor brevedad y con el consenso del Sector y de las Organizaciones de Usuarios, el Anteproyecto de la nueva Ley General Audiovisual y que incorpore la transposición de la Directiva Comunitaria en esta materia.
La Directiva admite diferentes modalidades de emisión de la TDT, entre las cuales, la más esperada y controvertida es la de “de pago por visión” que, a modo ilustrativo, equivale a hablar del antiguo Canal +. Esta modalidad supone dotar a los operadores de vías adicionales de financiación que pueden también favorecer un incremento en la calidad de los formatos y contenidos.
En el marco europeo existe una amplia variedad de tipos de abono. En Francia se comercializan tanto mini-paquetes de un solo operador como ofertas de “pack" de varios grupos y canales “premiun”. En el Reino Unido está generalizada la modalidad de televisión de bajo coste, con un nivel de calidad de la emisión entre la televisión en abierto y la de difusión por cable y que se comercializa preferentemente en paquetes de canales temáticos. En Italia, los televidentes disponen de un modelo de bajo coste a través de tarjeta de "pre-pago", con la que pueden adquirir paquetes de canales, una “parrilla” completa o solamente un programa (una película, un partido, etc.).
El aprovechamiento eficiente de la interactividad será uno de los factores más importantes que espreciso considerar, tanto desde el punto de vista de la prestación de servicios como de la generación de nuevas fuentes de ingresos a través de juegos, e-banco, e-comercio, e-formación, ofertas de empleo, información (meteorológica, deportiva, cultural, etc.). Asimismo resaltar que algunas televisiones ya ponen en práctica nuevas opciones, que consisten en la emisión de contenidos generados por el consumidor final, emulando la fórmula desarrollada por el portal You Tube.
De optar por la experiencia europea, a los canales de TDT en abierto se les añadirán otros de pago que, sin cerrarlos al público, convertirán parte de sus contenidos en premium, posibilitando así su convivencia con espacios en abierto. Esta nueva modalidad motivará a las cadenas a diseñar la parrilla con el objetivo final de seducir al televidente para que pague por ver ese espacio ofertado, un modo distinto al actual, en abierto, en el que prima la utilización de los contenidos como medio para llegar a los anunciantes.
La propia naturaleza de la TDT cuyo máxima potencialidad es la elevada oferta de canales,(el Plan Técnico Nacional contempla hasta 1.000 canales para toda España lo que hace factible una oferta real de medio centenar para muchas ciudades), fomentará necesariamente la búsqueda de la excelencia y la especialización de contenidos en diferentes canales generalistas y temáticos.
Unos canales que se diversificarán por su posicionamiento en varios segmentos (juvenil, familiar, etc.) orientados hacia la búsqueda de públicos por diferentes rangos (edad, sexo o género televisivo, etc.), en una oferta convergente con el actual banico de contenidos de los operadores de pago por señal digital y cable.
Algo que de hecho ya está ocurriendo con canales que, hasta hace pocos meses, sólo estaban disponibles en operadores de pago y que han dado el salto a la TDT en abierto con excelentes resultados de ”share” de pantalla. Sirvan de ejemplo Disney Channel o 40 Latino, colocándose el primero como líder de audiencia en temáticos en la Televisión Digital Terrestre.
Esta elevada fragmentación del espectro televisivo llevará aparejada una inevitable dispersión de la audiencia. Por lo que las actuales cuota de pantalla, de los canales analógicos, se reducirán notablemente hasta niveles de audiencia similares a los que hoy tienen los actuales operadores de pago.
Si se tiene en cuenta que el hábitat idóneo para las parrillas generalistas es la competencia entre pocos operadores, éstas, en un futuro próximo, dejarán de conformar la oferta más fuerte de la TDT, que se trasladará a los canales de segmento y temáticos, que si podrán cumplir el requisito de lograr elevadas cuotas de pantalla con alta competencia. Un cambio lógico, máxime si se tiene en cuenta que la programación específica permite una mayor reducción de costes y adaptar la gestión de contenidos a las condiciones variables del mercado.
El éxito de los canales de segmento y temáticos pasará así por definir un "target" potencial de audiencia y obtener la masa crítica de público que los haga atractivos para los anunciantes. Por todo ello y sabiendo que cada operador cuenta con cuatro canales entre los que fraccionar su oferta, razonablemente se optará por tres productos diversificados repartidos entre segmentados y temáticos y un sólo canal generalista.
Bajo estas hipótesis, los operadores privados de televisión, para maximizar la rentabilidad económica de sus inversiones, concentrarán la difusión de sus emisiones en las zonas más intensamente pobladas, produciendo un déficit de cobertura en las zonas menos dinámicas, dispersas, de orografía difícil y menor densidad de población y con ello, lo que aún es peor, restringirán de forma notable el acceso a los contenidos de mayor demanda (deportes, etc.) y calidad, (alta definición, etc.) que previsiblemente se ofertaran en “premiun”.
Por eso, desde una perspectiva social es obligado realizar las acciones que sean necesarias para modificar este previsible escenario, que ensancharía aún más la actual brecha digital; de ahí, que constituya una prioridad política la implementación y despliegue por todo el territorio de una red pública de reemisores, de manera que se asegure la difusión universal de la señal de los operadores públicos y se favorezca el despliegue de los operadores privados.
En ese sentido, es muy razonable que el desarrollo de “la red” se asiente en una intensa y eficiente colaboración pública privada que favorezca el uso compartido de infraestructuras, evitando duplicidades, de modo que la optimización de la gestión de los recursos facilite un despliegue amplio, rápido e intenso a la vez que se minimiza el impacto medioambiental.
Una colaboración pública privada que debe ser factible extender al uso compartido de medios técnicos, la elaboración y distribución de contenidos, el intercambio de información, etc., en la medida que supone un impacto positivo en la gestión y la estructura organizativa, profesional y funcional de las empresas. Un factor que se debe tener muy presente, teniendo en cuenta la creciente y progresiva merma de los ingresos por publicidad y el elevado déficit de las televisiones públicas.
Antes de concluir, poner de manifiesto que de poco o casi nada sirven las viejas recetas referidas a un modelo de televisión que ya es historia que, por mucho que se presenten bajo nuevos formatos, no dejan de ocultar los intereses “muy particulares” de unos grupos, cuya principal pretensión es seguir disfrutando de sus prebendas y mantener a toda costa su control oligopolista sobre el medio.
Confió que, tal como ya avanzó el ministro de Industria, Miguel de Sebastián, el Gobierno Socialista impulse, más pronto que tarde y en todo caso antes de finalizar 2009, la adopción de dos medidas normativas muy importantes para el desarrollo de la televisión:
* La Ley General Audiovisual que regule todo el Sector . Elaborada con una amplia perspectiva y teniendo como prioridades su sentido social y los nuevos avances de la tecnología y de los servicios.
* La creación del Consejo Estatal de Medios Audiovisuales como órgano independiente regulador del sector audiovisual.
En definitiva, es necesario y urgente redefinir la Televisión Digital Terrestre y orientarla al servicio de toda la ciudadanía.
15 comentarios:
Larga y sensata disertación sobre la televisión que mucho me temo caerá en saco roto. Lo digo por que tengo la sensación de que los gobernantes, por cierto la mayoría de tu partido, solo les interesa la televisión para salir en ella.
Esta todo muy bien eso de nuevas leyes y cosas por el estilo pero aquí en Trubia no puedo ver ni pagando la mayor parte de los partidos de futbol. ¿Cuando podré verlos? o pasará como con el museo de la fábrica.
Ya tenía que estar aprobada la Ley General Audiovisual, si de verdad el gobierno socialista pretende regular eficazmente el sector. Comparto contigo el que los criterios sociales, técnicos y económicos articulen la Ley y que deben dejar fuera al oportunismo rampante que existe ahora.
Cada vez hay más canales pero todos emiten programas parecidos y sobre todo de telebasura. Información escasa, sin profundizar en las causas que la generan y mediatizada según la cadena en la que se ve. La televisión pública que nos cuesta un ojo de la cara no se distingue mucho de las demás. Eso si con esto de la crisis todos contentos por que la gente se pasa más horas delante de la tele.
Un artículo muy interesante y documentado sobre la TDT como instrumento de comunicación, en él que echo en falta una visión más pormenorizada de la misma como herramienta de trabajo y de actividad económica.
Estoy de acuerdo con casi todo lo que dice, pero sigo sin encontrar respuesta a la pregunta: ¿Por qué siendo tan importante regular bien la televisión, el tema no ocupa casi ningun espacio en los medios de comunicación ni en el debate político?.
La ley tendrá que esperar a que PRISA venda Digital+ . La deuda de más de 4000 millones no es broma y son parte me temo de los llamados "intereses particulares". ¿o no?
Los nuevos canales digitales tienen la misma programación que los de siempre y aunque se ven algo mejor no creo que esa ventaja merezca tanto gasto.
Donde tu confias yo desconfio. Todos los gobiernos quieren controlar la televisión pública nombrando a "sus afines" y las privadas por medio de la publicidad institucional y las licencias de emisión.
dentro de lo razobable, el analisis no contempla la posibilidad de que no se necesite TDT. la tecnologia actual permite emitir con la misma calidad, cobertura mundial, sin infraestructuras adicionales a través de la RED. De hecho hay mayores audiencias en muchas IPTV que en alguna TDT.
Es cuestión de tiempo que el consumidor "consuma" en una sola pantalla para acceder a los contenidos relevantes. El acceso a banda ancha es cada vez mayor Además la interactividad de la red nunca será superada por la TDT.A ver si aguien me justifica esto de la tdt.
los gobiernos deben ceer que con adelantar el apagón analógico ya está todo hecho. Si no hay reemisoresde TDT como van a recibir la televisión los de los pueblos. Además con la "crisis" eso de comprar una tele nueva no está al alcance de todo el mundo, así que habrá que recurrir al caro decodificador. ¡Despierten! que ya pasaron las lecheras.
Aldeanu digital
La cantidad no da la calidad. Hay más canales de televisión pero no más variedad ni calidad. Los dineros públicos que se gastan en la televisión para pagar sueldos millonarios a "los/as artistas" no tienen un pase y mucho menos ahora en tiempo de crisis.
La TDT aumenta el número de canales, pero da igual, por que de momento son todos mas o menos igual de malos.
Remedios Gracia
El tiempo va pasando y el Gobierno socialista no acaba de decir si habrá o no TDT de pago. En este caso como en otros la indefinición perjudica a todos y es buena muezstra de que no se tienen las ideas claras.
FdF.
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